sábado, 26 de mayo de 2007

BIOCOMBUSTIBLES: UN NUEVO FOCO DE CONFLICTO

Por Humberto Tobón y Tobón

El presidente Bush salió a buscar biocombustibles en el mundo, con el fin de enfrentar los altos precios del petróleo y asegurarse un puesto privilegiado en el mercado de nuevos carburantes, donde sin duda pondrá las condiciones de calidad, precios y producción, y de paso beneficiará a varias transnacionales productoras de semillas genéticamente mejoradas.

La decisión del presidente de Estados Unidos no se puede entender como un cambio de posición oficial con relación al calentamiento global o una actitud benévola frente al desastre ecológico del mundo. Los temas ambientales poco le importan al gobierno americano. Su determinación de buscar combustibles de origen vegetal obedece a una lógica política que pretende restarle poder a las naciones productoras de petróleo, la mayoría de ellas contrarias a los intereses del imperio.

Bush ya visitó varias naciones, entre ellas Brasil y Colombia, las cuales serán proveedoras del etanol que Estados Unidos requiere para mover su impresionante parque automotor. Los gobiernos de estos dos países se sintieron halagados de que el coloso les ofreciera un negocio muy rentable. El presidente colombiano Álvaro Uribe anunció que tiene seis millones de hectáreas listas para ponerlas a producir en pro de las energías renovables.

Sin embargo, la rentabilidad de los biocombustibles hay que evaluarla con mucho cuidado desde varios ángulos: ambiental, productivo, social y económico. En el ambiental, hay certeza de que el etanol, por ser de origen vegetal, no afectará el entorno natural, pero sus promotores obvian de manera subrepticia explicar que todo el ciclo mecanizado de procesamiento, refinación y transporte se hace utilizando, en la mayoría de los casos, carbón, originando impactos negativos en la atmosfera y contribuyendo al calentamiento global. Los impactos ambientales son igualmente negativos debido a la homogenización de la producción, para lo cual es necesario utilizar semillas transgénicas, reduciendo dramáticamente la diversidad biológica y haciendo desaparecer muchas especies endógenas, sometiendo de paso a los cultivos a graves amenazas fitosanitarias r induciendo el uso indiscriminado de fungicidas y plaguicidas. A los carros poco les importa si la materia prima es el resultado o no de una producción limpia. También hay efectos negativos en la presión que se ejerce sobre los bosques para ampliar el área cultivable, el daño de los suelos y el sobreuso del agua.

En lo productivo, se ha comprobado en Estados Unidos, el segundo productor mundial de biocombustible, que para poder lograr un litro de etanol es necesario utilizar una gran cantidad de materia prima. Por ejemplo, allí se destinaron el año pasado 500 mil toneladas de maíz para producir 90 millones de litros de etanol. Datos como este llevan a la convicción de que “con la cantidad de cereales que se necesitan para llenar el tanque de una camioneta se puede alimentar una persona un año entero”[2] Esta realidad productiva obliga a que se deba recurrir a una agricultura intensiva y homogénea que acabará con la diversidad alimenticia y podría poner en serio riesgo la seguridad alimentaria de los países.

En lo social, el mundo asistirá a un espectáculo deprimente: millones de toneladas de cereales, tubérculos y oleaginosas pasarán en camiones con destino a las refinerías, mientras millones de seres humanos no tendrá qué comer, y los pocos alimentos a los que puedan acceder serán a precios inalcanzables. Hace poco al hablar sobre este tema, un experto economista me refutaba mi teoría sobre los peligros de los biocombustible, señalando que por fin los cultivadores podrán tener un mejor precio por su producción. Pero a él se le olvidó que en sociedades tan pobres como las latinoamericanas no es posible que haya un número significativo de compradores de alimentos costosos. Además, la ineficiencia de las políticas públicas hará que sea imposible controlar el volcamiento de los productores en favor de aquellos cultivos que tienen, por lo menos en teoría, un mercado seguro y abandonarán los renglones de pan coger, que aunque podrían experimentar un aumento de su precio, la experiencia les dirá que no tendrán ventas garantizadas.

En lo económico, es evidente el espejismo que se está vendiendo relacionado con precios muy remunerativos para los campesinos al momento de negociar aquellos cereales que son óptimos para la producción de etanol. Sin embargo, la lógica de la economía enseña que es en los procesos de transformación y comercialización donde se logran los mejores resultados económicos, mientras que los productores de materias primas no tienen la capacidad suficiente para imponer condiciones de intercambio[3]. De otro lado, los economistas públicos tienen la convicción de que se podría originar una revolución de sustitutos para aquellos alimentos que se destinen a los biocombustibles, tal es el caso de la estevia para el azúcar, lo que podría funcionar, pero ¿qué ocurrirá con el trigo, el maíz y la yuca?

Otra consecuencia económica negativa de la producción de biocombustibles se verá en el comportamiento de la inflación. En Colombia, por ejemplo, el maíz tuvo un crecimiento en el precio al consumidor del 125% entre octubre de 2006 y marzo de 2007. Cosa similar ocurrió con la yuca, la papa, la soja y el azúcar, con graves impactos para la dieta de los compradores, especialmente los más pobres. Este comportamiento del mercado fue el causante de que la inflación del primer trimestre de 2007 excediera todos los cálculos de las autoridades económicas colombianas. El fenómeno inflacionario no sólo se produjo por la competencia surgida en el mercado por las leguminosas, gramíneas, liliáceas y tubérculos para utilizarlas como alimentos o energía, sino porque muchas hectáreas que se dedicaban a producir una gran variedad de productos para la alimentación humana y animal, fueron desplazados por sistemas homogéneos e intensivos para garantizar la comida de los carros.

[2] Silvia Ribeiro, periódico La Jornada de México, marzo de 2007
[3] El Ministro de Agricultura de Colombia dijo en 2006 que el gobierno disminuirá el impuesto a la renta de las plantas de etanol al 15% y no se expresó en el mismo sentido con relación a los productores de la materia prima.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Recibí su correo y al respecto en días pasados nuestro presidente se reunió en Brasil con el presidente de USA, ofreciéndole un cierto número de hectáreas para el cultivo de alimentos con destino industrial para producir etanol, quiero transmitirle algunas inquietudes que me asaltan al respecto.
El Presidente Uribe como gran visionario y mesiánico indicó que disponía de 6’000.000 de hectáreas para cultivar en la Orinoquía y producir etanol, sin necesidad de tumbar un “palito”.
Algunas preguntas que asaltan a los seres racionales:
1.- Desde cuando el hábitat o ecosistema se reduce a no tumbar o talar los palitos? Todo el entorno es lo que conforma el ecosistema (fauna, flora, etc.) incluyendo a las etnias indígenas.
2.- Quién se puede imaginar el daño ecológico que se produciría cuando se abone y fumigue las tierras que son inundables de abril a octubre?
3.- El Presidente al hablar de seis millones de hectáreas, se refiere a 60.000 kilómetros cuadrados de la Orinoquía, equivalente a la extensión de las sabanas del departamento de Vichada que no es inundable (extensión de Vichada = 98.970 kmts2). Donde hoy hay innumerables clase de animales silvestres y de peces.
4.- Entiendo que el transporte de etanol no es viable o adecuado por ductos y se debe hacer en containeres o carro-tanques. Cuál es el costo de transporte por carretera de 2.000 kilómetros (1.000 de Puerto Carreño a Bogotá y 1.000 de Bogotá a la Costa)?.
5.- Ni siquiera tenemos carretera que nos haga competitivos de Bogotá a la Costa, entonces, Cuánto vale hacer las carreteras o vamos a pedir permiso a Venezuela para sacar el producto por un río que vamos a matar?
5.- Cuál es el costo de llevar la energía eléctrica para poder instalar las fábricas o destilerías que procesen la materia prima?
6.- Qué “piensa” el Minambiente ante esto?
7.- Qué será de los esteros y morichales en los ríos Guaviare, Meta, Orinoco, Tomo, Tuparro, Vichada, Vita, Uva, entre otros, además de las de numerosas quebradas, caños, arroyos y otras corrientes de menor caudal, del llano que conforma la Orinoquía?
8.- Y de las etnias qué? Los guahibos, curripacos, piapocos, cuivas, desanos, puinaves y sálivas? Desde la conquista estos indígenas han sido acosados y siempre se han visto desplazados por el hombre “culto”.
9.- La Orinoquía son ecosistemas que no tienen fronteras, Cuál podría ser la posición de Venezuela y de los organismos internacionales ante esto?
Estas son algunas preguntas, pero puede que a usted se le ocurran otras. Cordial saludo

Anónimo dijo...

Humberto,Veo con alegria que estas de nuevo activo opinando a traves de Internet. Tus opiniones siempre son utiles y valiosas. Saludos

Anónimo dijo...

Bueno su articulo. El debate sobre este tema es necesario. Además es necesario que no sólo economistas, sino también científicos agrícolas e industriales opinen sobre el tema.
Seis precisiones : (1) Las materias primas que más se utilizarán en su producción por su rendimiento serán la caña, el maiz y la remolacha. Para el caso de la caña, el bagazo de la misma será utilizado para el proceso industrial y no el carbón. También se podría usar la caña del maíz.
(2) Los subproductos de las materias primas también se utilizarán en el mejoramiento de los suelos y en la fertilización.
(3) Por el contrario, las plantas transgénicas son además resistentes a plagas y enfermedades. Lo he comprobado para el caso del maíz. Por ello no es cierto su afirmación sobre fungicidas y pesticidas.
(4) En el caso colombiano y brasilero las extensas zonas que están en ganaderia extensiva ( ejemplo Vichada, Casanare, Arauca y Meta ) y que ya no tienen arboles, se utilazarían para plantar caña.
(5) En el caso de la economía campesina suramericana, no producirían caña, ni maíz para etanol. La economía campesina esta asentada en zonas muy dispersas. En la media ladera y ladera el transporte no es costeable.
(6) Se debe analizar el tema del empleo. Cómo comprar alimentos si no se tiene un ingreso.

Anónimo dijo...

Humberto, cordial saludo. Comparto plenamente tus apreciaciones sobre
el tema. Despues de la revolución verde, esta es la nueva revolución en el campo rural en latinoamérica, y los impactos ambientales(monocultivo,
afectación en ecosistemas y biodiversidad, etc) y sociales(amenaza la soberania alimentaria de los países, genera concentarción mayor de la
propiedad rural, basta mirar el caso colombiano y mirar en que manos estan los predios dedicados a estas actividades) de esta revolución no están
suficientemente dimensionados.

Anónimo dijo...

Sr.Tobon. He publicado en mi revista de ESTACIONES Y SERVICIOS, organo de difusion de FEDISPETROL COLOMBIA, su articulo,el cual me parecio interesante. No se donde enviarle un ejemplar y las gracias por los articulos que me hace llegar. Esperare esa y otras informaciones.

Anónimo dijo...

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