domingo, 26 de abril de 2015

PEREIRA BUSCA UN ALCALDE


Pereira requiere tener un Alcalde que sea capaz de reorientar su desarrollo social, económico y físico. Y lo requiere, porque la ciudad extravió su camino en medio de un manejo oscuro de los asuntos públicos, de la rebatiña política, del descreimiento social y de la ingobernabilidad.

La capital risaraldense ha asistido a una década perdida en la gestión pública, donde por fortuna la gestión empresarial privada suplió la incapacidad de los gobiernos para jalonar crecimiento, el cual, sin embargo, no ha sido equitativo, porque ha generado profundas brechas sociales que se traducen en más pobres, más desempleados, más marginados y más vulnerables.

Pereira, sin duda, no merece la suerte que la tiene hoy. Pero como la suerte la construyen los ciudadanos con sus decisiones políticas, existe en pocos meses la posibilidad de cambiarla, eligiendo una persona que sinceramente pretenda el bienestar social y no únicamente su provecho personal y el de su facción.

Muchos pereiranos, así me lo han manifestado, sienten envidia de Barranquilla, Montería, Medellín y Tunja, que han logrado construir, bajo el liderazgo de sus alcaldes, modelos de ciudad que han encontrado el camino de la sustentabilidad, la gobernabilidad y la eficiencia. Así lo reconocen tanto los estudios técnicos que evalúan los principales indicadores de desarrollo, como la opinión de los ciudadanos y sus líderes.

Sí es posible construir una ciudad que gire en torno a tres grandes ejes: la equidad y la inclusión social; la sustentabilidad; y el crecimiento económico y físico. Sobre esa triada es que las ciudades más exitosas del mundo han montado todo su andamiaje y ese ejemplo lo han seguido unas pocas urbes colombianas.

Derrotar la pobreza, generar empleo dignos, reducir los asentamientos críticos, privilegiar la educación de calidad, brindar salud oportuna, promover la seguridad alimentaria, crear planes de asistencia técnica y económica a los campesinos, crear canales de distribución eficientes, ejecutar políticas de hábitat, incluir a todos los grupos poblacionales, fortalecer la democracia participativa, incentivar la inversión privada, recuperar el espacio público y liderar proyectos ambientalmente sostenibles a nivel urbano y rural, depende más de la voluntad política, la capacidad de gestión y la integridad ética y profesional de los funcionarios, que de los recursos económicos, que siempre serán escasos.


Pereira puede tener un Alcalde del cual sus ciudadanos se sientan orgullosos, como en el pasado ocurrió con José Domingo Escobar que fue alcalde 4 años, Emilio Vallejo (2 años), Mario Jiménez Correa (2 años), Mario Delgado Echeverry (3 años), Enrique Millán (2 años), Juvenal Mejía (2 años), Fabio Alfonso López Salazar (7 años), Juan Guillermo Ángel (2 años), Gustavo Orozco Restrepo (4 años) y Octavio Mejía Marulanda (4 años). La gente sintió que estos, muy seguramente faltan otros nombres, fueron los grandes propulsores del desarrollo de Pereira. ¿Cuándo tendremos uno que se les parezca en sus ejecutorias, en su preparación y en su amor por la ciudad?