miércoles, 19 de octubre de 2011

JUAN MANUEL ARANGO, GARANTIA PARA UN CAMBIO DE RUMBO EN PEREIRA


Es tal el estado de postración en la que entrega el alcalde Israel Londoño la ciudad, que no es posible improvisar un nuevo alcalde para Pereira. Se necesita echar mano de quien tiene la experiencia administrativa, el liderazgo personal y la capacidad política para retomar el camino correcto.

En la baraja de candidatos en el actual debate electoral, sólo existe un nombre con la capacidad suficiente para enfrentar la difícil empresa de reviabilizar a Pereira: Juan Manuel Arango Vélez.

Yo votaré por Arango porque creo que es capaz de enfrentar los siguientes diez retos:

1. Consolidar un modelo educativo en las instituciones públicas que mejore los niveles de calidad, que propicie la innovación tecnológica, que auspicie la investigación aplicada y que promueva el bilingüismo, con el fin de acortar las brechas con la educación privada. En otras palabras, educación de clase mundial para los pobres.
2. Construir un plan de desarrollo, adoptar políticas públicas e implementar proyectos que conviertan a Pereira en la ciudad líder de Colombia en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Eso quiere decir, elevar la ciudad a la categoría de ejemplo nacional en desarrollo humano.
3. Recuperar la viabilidad financiera de Pereira, renegociando las deudas de mediano plazo, liberando recursos para la inversión social, no comprometiendo vigencias futuras y recuperando la cartera morosa.
4. Ejercer la autoridad urbanística, evitando que la ciudad siga creciendo de manera desordenada, promoviendo la densificación, recuperando el espacio público y adoptando un plan de ordenamiento territorial menos expansivo. Lo sustancial, es dar pasos firmes en la construcción de una ciudad amable y sostenible.
5. Asumir directamente la recuperación del sector de la salud, con el fin de garantizar un manejo adecuado de los recursos, permitirles el acceso al sistema a los usuarios del régimen subsidiado, obligar a las entidades prestadoras del servicio a hacerlo en condiciones de calidad y a evitar que el sector siga convertido en un botín de guerra político.
6. Hacer que las empresas de servicios públicos recobren su eficiencia y su viabilidad financiera, donde la Alcaldía de Pereira tenga gobernabilidad y los procesos de contratación sean transparentes.
7. Modernizar el aeropuerto Matecaña, para que se consoliden las operaciones aéreas nacionales e internacionales desde Pereira y no haya lugar para que la Aerocivil restrinja su funcionamiento. Para ello se deben auscultar todas las posibilidades técnicas y financieras.
8. Elaborar un plan para la competitividad y productividad, teniendo como base las nuevas realidades de los mercados internacionales y las verdaderas capacidades de Pereira para ofertar bienes y servicios. Pensar y actuar más con la razón que con la pasión.
9. Lograr poner en marcha el sistema de transporte integrado, para lo cual será necesario imponerle medidas a los transportadores tradicionales; asegurar una movilidad eficiente, apelando a las estrategias de pico y placa; mejorar la calidad y cantidad de vías (especialmente de circunvalación) y ejercer autoridad frente a los motociclistas.
10. Adoptar una política pública ambiental que le garantice a la ciudad la protección de las cuencas de los dos grandes ríos y asegure la oferta hídrica para cerca de medio millón de personas. Avanzar en estrategias ambientales urbanas y construir espacios verdes para el disfrute de las familias.

Si Juan Manuel Arango como Alcalde logra cumplir estos diez propósitos, estará legándole a Pereira un desarrollo más equitativo y un crecimiento más acelerado. Para hacer realidad estos retos, se requiere el acompañamiento de un equipo de gobierno inteligente y experimentado. Lo que menos le conviene a los pereiranos es que su mandatario atomice la administración pública y le entregue un pedazo de poder a cada concejal o parlamentario y que los cargos oficiales estén ocupados por funcionarios incapaces.

martes, 5 de abril de 2011

Pereira ya no es el centro del triángulo de oro

Durante décadas la frase más usada por los planificadores era: “Pereira, el centro del triángulo de oro”, para significar que esta ciudad era un paso obligado para conectar los tres grandes mercados del país: Bogotá, Cali y Medellín.

Pero esa posición geoestratégica ya no es cierta. Pereira no es el centro del triángulo de oro. Esta capital está quedando aislada. Los caminos ya no pasan obligatoriamente por ella.

Se han abierto nuevas obras de infraestructura vial que hacen que la ruta económica Buenaventura – Bogotá – Caracas no pase por Pereira sino que se haya trasladado al trazado Tebaida – Tuluá.

Cuando se quiere llegar a Manizales, norte del Valle o Medellín, los viajeros miran desde lejos los edificios de Pereira, dado que hay vías rápidas que impiden que los carros entren a la ciudad, como la carretera El Pollo – Chinchiná y próximamente la Sur – Sur.

Cuando una ciudad ya no es paso obligado del transporte, entra en el olvido. Esto es lo que está pasando con Ibagué, Manizales y Armenia, que ya no son un cruce o una parada para la gente. Pereira va camino de convertirse en una ciudad que se observará desde la distancia.

La decisión de aislar a Pereira del tráfico automotor es un error garrafal para una ciudad comercial.

lunes, 21 de marzo de 2011

Botero, del apoyo ciudadano a los brazos de Soto


El médico Carlos Alberto Botero les insistió a sus seguidores que al no lograr respaldo entre los dirigentes liberales de Risaralda para aspirar nuevamente a la Gobernación, lo haría a través de la recolección de firmas, y fue enfático en manifestar que no se matricularía en el Partido de la Unidad Nacional.

Con ese convencimiento, decenas de jóvenes se entusiasmaron y como voluntarios empezaron a recorrer el departamento recolectando firmas. Miles de personas fueron seducidas por un discurso en el que se privilegiaba un movimiento social y no un partido político.

Sin embargo, la realpolitik fue la que se impuso y demostró nuevamente que el discurso ético de tramitar una campaña política basada en ideales y no en intereses personales, sigue siendo una quimera en Risaralda.

Mientras continuaba con la recolección de firmas, el médico Botero se apoyó en el brazo diestro del exparlamentario liberal Octavio Carmona, buscando que su maquinaria política le ayudara a atravesar el duro camino hacia las elecciones.

Carmona, un político con escasa formación académica, pero gran perrenque en el trabajo con las bases, se echó al hombro la campaña, no sin antes dejar en claro cuáles eran sus intereses una vez lograran ganar las elecciones. En el pasado, en iguales circunstancias, le impuso al Partido Conservador el nombre de Víctor Manuel Tamayo, y ganó.

Botero, quien fue elegido hace ocho años como Gobernador a nombre del liberalismo, pero con el respaldo de casi todas las fuerzas políticas del departamento, concluyó que izando la bandera ciudadana era casi imposible llegar nuevamente al Palacio Gris. Y por ello, buscó y encontró cobijo en el Partido de la U, al cual menosprecio en un principio.

La U tenía un acuerdo firme con el Partido Conservador, donde este ponía el candidato a la Gobernación y aquel el aspirante a la Alcaldía de Pereira. Pero el senador Carlos Enrique Soto, un viejo zorro de la política, comprendió que estaba perdido, porque el liberalismo con Juan Manuel Arango era imbatible para la Alcaldía y el conservatismo con Sigifredo Salazar no sería capaz de obtener el triunfo.

En esta situación, se encontraron Carlos Botero y el senador Soto y sellaron un pacto que se mantuvo oculto durante varios días. Cuando se hizo público, hubo decepción en el conservatismo que creyó en la palabra del Senador uribista y una gran desazón entre aquellos que volvieron a acariciar la posibilidad de una campaña ciudadana, alejada de los partidos políticos.

Hoy Botero es el candidato del Partido de la U. Botero gana en las encuestas luego de dos años de una intensa campaña electoral por los municipios de Risaralda. Él construirá una llave con Enrique Vásquez Zuleta, candidato de esa colectividad a la Alcaldía de Pereira.

Botero luchará por mantener el apoyo de miles de personas que confiaron en su propuesta de llegar a las elecciones con el respaldo de firmas. Además, trabajará para que los seguidores de la U lo acojan en su seno, ansiosos de poder ganar una de las dos posiciones de elección popular más importantes del departamento.

Sin embargo, la política real muestra que Botero ha venido descendiendo paulatinamente en las encuestas que se han realizado, a pesar de cuadruplicar a cada uno de sus contendores, quienes ascienden lentamente en las preferencias electorales.

Botero acaba de ingresar a un partido político fuertemente cuestionado por los resultados que ofrecen los gobernantes que lo representan, y que evidentemente muestra un desgaste contundente, que hace que los electores no estén dispuestos a renovarle fácilmente su respaldo.

El médico Botero es ahora miembro de una organización donde él no encontrará candidatos a las alcaldías de Pereira y Dosquebradas que lo remolquen y le sumen, porque son muy débiles y con escasas opciones de ganar.

El exgobernador, en esencia, cambió las firmas de 50.000 risaraldenses por el apoyo político del senador Carlos Enrique Soto, el representante Didier Burgos, el exparlamentario Octavio Carmona, la exsenadora Elsa Gladys Cifuentes, el excandidato al senado Juan Carlos Valencia, el exsenador Germán Aguirre, la concejala Judith Giraldo, la exalcaldesa Martha Bedoya y la dirigente uribista María Isabel Mejía.

viernes, 11 de febrero de 2011

Risaralda está sitiada por la pobreza


He venido escuchando con atención las propuestas de los candidatos a la Gobernación de Risaralda y sólo me ha llamado la atención la de Alberto Arias Dávila, porque no está anclada en el eterno discurso de ofrecerles a los electores ríos de miel y leche, cuando la realidad muestra que no es posible cumplir tanta promesa.

Arias Dávila ha mostrado un diagnóstico muy preciso de la situación social y económica del departamento. Son heridas profundas, que se evidencian en la desigualdad, la pobreza, la miseria, la exclusión, la violencia, el desempleo, la enfermedad, la desnutrición y la desesperanza.

Cuando uno se para al frente de la tabla de indicadores que exhibe el candidato liberal a la Gobernación de Risaralda, ve desnuda la realidad lacerante de un departamento que hace apenas diez años tenía indicadores que eran la envidia de casi todo el país.

En 2002 Risaralda presentaba un nivel de pobreza por ingreso de 48,8%, inferior en 5 puntos porcentuales al promedio nacional. En 2009, la pobreza había disminuido en el departamento al 45,3%, mientras que la de Colombia descendió hasta el 45,5%, lo cual indica que el país en general enfrentó con mayor eficacia el problema durante la primera década del siglo XXI.

En cuanto a la miseria, Risaralda en 2002 tenía un nivel de 11,7%, lo que representaba 8 puntos porcentuales menos que el promedio colombiano. Al finalizar 2009, el índice de miseria en el departamento aumento al 11,8% y ahora la diferencia frente al país es de sólo 4,6 puntos, lo que demuestra el fracaso de la política pública contra la pobreza extrema a nivel local.

La desnutrición en Risaralda golpea con especial fuerza a los niños menores de cinco años, de los cuales el 4,6% presenta índices de desnutrición global y el 6,6% de desnutrición crónica. Y la acción gubernamental sólo se ha concentrado en unos mercaditos sociales que se entregan cada mes por un valor de cuatro dólares.

El departamento debería examinarse en el campo de la educación, donde los niveles de calidad no son los aceptables para promover proyectos futuros de competitividad y, además, lanzar una estrategia envolvente para aumentar la cobertura en educación media, la cual apenas sí está llegando al 79%.

Y como si esto fuera poco, las coberturas de vacunación en triple viral y en DPT, están por debajo del 84%, lo que pone a los niños en riesgo de contraer enfermedades, que les restarán posibilidades físicas y capacidades sicológicas.

Y no deja de aterrar que la razón de mortalidad materna en Risaralda sea del 92,4 por cien mil nacidos vivos, casi el doble del promedio nacional que es de 59 por cien mil nacidos vivos, a pesar de la amplia cobertura que se ofrece en el sistema de salud, pero que demuestra su ineficiencia en el diagnóstico y en la atención a las pacientes.

Las propuestas de Alberto Arias para solucionar estas y otras terribles iniquidades, se concentran en el desarrollo económico local, en la eficiencia administrativa, en un programa de reconstrucción social y física del departamento y en unas estrategias de reconciliación y recuperación de la confianza en las instituciones públicas. Y lo más importante, involucran a la comunidad en la concertación de una hoja de ruta que ponga a Risaralda nuevamente en el camino del progreso y el desarrollo.

viernes, 28 de enero de 2011

Juan Manuel, un candidato con muchas responsabilidades


Aunque en política nada está escrito, para el caso de la contienda electoral por la Alcaldía de Pereira, existe la percepción de que Juan Manuel Arango Vélez, a nombre del Partido Liberal, tiene el triunfo asegurado.

Amigos y contradictores de Arango Vélez, quien se ha sentado en la misma silla de Alcalde durante siete años, al ganar las elecciones en dos ocasiones, dan por descontado que lo hará por tercera vez.

Este convencimiento ciudadano obliga al candidato liberal a asumir con mucha más responsabilidad su propuesta política. Pereira requiere de un gobierno innovador, que sea capaz de reconquistar espacios en el escenario nacional y les asegure a sus habitantes mejores estándares de vida.

Pereira representa el 60% del PIB departamental, mueve el 70% de los negocios en Risaralda y concentra el 73% de la capacidad de compra de los ciudadanos. Con semejante nivel de concentración de la actividad económica, el alcalde de la ciudad capital también tiene una responsabilidad con el Departamento.

Arango Vélez será el alcalde de la ciudad más importante del eje cafetero. Pereira tiene una dinámica comercial y de servicios que se puede comparar con capitales como Bucaramanga o Cali. Sus avances en materia de educación le han permitido estar hoy al mismo nivel que Manizales. Hay semillas sembradas en temas de innovación, ciencia y tecnología, que se podrían convertir en las locomotoras del desarrollo local y en el elemento diferenciador que la ponga a jugar en las grandes ligas nacionales.

Si la percepción generalizada se convierte en realidad, Juan Manuel tendrá que liderar un proceso de reconstrucción de Pereira, que se debe traducir en una modernización de su infraestructura física y en romper la maligna tendencia de los indicadores de empleo, pobreza y miseria, que socavan las bases de amplios sectores de la sociedad local.

Para Juan Manuel Arango el problema más crítico no será ganar las elecciones de octubre, sino plantear una propuesta que haga que los pereiranos recuperen su dignidad.