lunes, 22 de septiembre de 2014

Pereira requiere un gran acuerdo para la gobernabilidad


Los nombres de precandidatos a la Alcaldía de Pereira abundan. Todos los partidos y movimientos políticos están haciendo públicos sus ramilletes. Unos con mayor pedigrí que otros. Algunos con hojas de vida relucientes, otros con bastantes tachas, varios que tienen vuelo propio, y una mayoría que funge como correveídiles de sus jefes políticos.

Muy seguramente puede ocurrir que el elegido por los ciudadanos tendrá iguales o menores facultades para gobernar que el abogado Enrique Vásquez. Esto es doloroso, pero no tan grave como el resultado final que deberá asumir la ciudad y que se traducirá en un desmoronamiento de todos sus indicadores sociales y económicos.

Muy difícilmente Pereira será capaz de resistir un nuevo Alcalde sin la formación, ni el talento, ni el talante, ni la capacidad para dirigir los destinos de una urbe que durante los últimos siete años ha perdido espacio de liderazgo regional.

Pereira exhibe hoy indicadores bastante pobres en calidad educativa, coberturas en salud, nutrición infantil, equidad de género y seguridad ciudadana.

Son lamentables los resultados en materia de empleo, combate de la pobreza, sostenibilidad ambiental, disminución del hambre, explotación sexual y trata de personas.

Los pereiranos deberían preocuparse por concertar un gran pacto social que regrese a la ciudad por sus tradicionales senderos de progreso, y que garantice la necesaria gobernabilidad, para no tener que seguir viviendo la deshonra de liderar las peores situaciones del desarrollo humano y social.


Encontrar un buen Alcalde es importante, pero no suficiente. Se requieren un acuerdo sobre lo sustancial, para que Pereira vuelva a ser la capital del eje cafetero, título que perdió debido a la ineficiencia de los últimos dos gobiernos. 

sábado, 9 de agosto de 2014

Uribe no vio dos veces la paja en su propio ojo


El entonces primerizo presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, no pensó ni por un momento negarse a asistir a su propia posesión, a pesar de que sabía que una parte importante de sus votos habían sido conseguidos a punta de metralla y con dádivas de grupos paramilitares. Era tan evidente el delito electoral, que el entonces candidato liberal, Horacio Serpa, elevó una denuncia penal ante la Fiscalía, describiendo cada hecho y sobre la cual 12 años después no se sabe absolutamente nada.

Uribe Vélez, tampoco tuvo reparo en asistir a su segunda posesión, a pesar de que su elección fue marcada por un descarado manejo de los recursos públicos; una presión infame a las familias beneficiarias de la inversión social; y a la actividad proselitista abierta por parte de jefes paramilitares, que lograron conquistar una inmensa cantidad de votos, no sólo para la reelección, sino también para jefes políticos locales adeptos al uribismo, muchos de los cuales (no todos aun) están en la cárcel pagando sus penas.

Esas eran épocas en las que Uribe hablaba con el presidente Chávez Frias y lo ponía a interceder ante las FARC en pro de la liberación de secuestrados, pero también eran momentos en los que desesperadamente buscaba por debajo de la mesa acercamientos con los guerrilleros para iniciar diálogos de paz.

La transición entre uno y otro mandato, ponían a su actor principal en cuestión por una corrupción desvergonzada a todo nivel; por el uso criminal de las armas del Estado; y por un aislamiento del país en la diplomacia internacional.

Los grupos opositores al presidente Uribe (liberales y polistas) asistieron a los dos actos de posesión y escucharon sus discursos basados en guerra, con respeto democrático. No hubo desplantes ni pataletas durante la ceremonia, aunque sí críticas y reparos en el Congresosy ante la opinión pública, como se usa en las democracias.

Sin embargo, ocho años después de su última posesión presidencial, Uribe Vélez protagoniza un espectáculo bochornoso e irrespetuoso, al abandonar el recinto del Congreso y dejar constancia de que no asiste porque el de Santos es un gobierno ilegitimo y porque estará en la ceremonia el presidente Maduro.

Uribe, aprovechando los micrófonos y las cámaras que lo siguen para todos lados, lanzó acusaciones para deslegitimar a Santos, indicando que sus votos habían sido producto de la presión de la guerrilla, cuando en realidad el candidato Zuluaga ganó abrumadoramente precisamente en municipios y departamentos con alta presencia de las FARC. Habló de la Mermelada, la misma que ha beneficiado a todos los presidentes, incluido él (y de qué manera), para asegurarse el respaldo parlamentario. Manoteó diciendo que no quería ver en la plaza a Maduro, en un momento en que ya se sabía que no vendría y que enviaría en su reemplazo a un Ministro.

El senador Álvaro Uribe mostró que su odio hacia Santos, es apenas comparable con su irrespeto por la democracia colombiana, lo que lo lleva a tomar decisiones tan estúpidas y exóticas como la que adoptó el 7 de agosto, que lo van poniendo más rápidamente en el sitio que la historia está construyendo para él, y que no es otro que el ocupan los Sátrapas.


AÑADIDO. El senador Uribe no hizo falta en la posesión presidencial. Su sitio en la Plaza fue ocupado con toda dignidad por doña Mechas, que se llevó todas las miradas.

jueves, 22 de mayo de 2014

MUCHO MEJOR SANTOS


No voté por Santos en las elecciones pasadas, porque representaba una tendencia política adicta a la deslegitimación institucional, al culto a la personalidad y a la violación de los principios básicos de la convivencia democrática.

Sin embargo, Santos se desmarcó rápidamente de esos antivalores y prefirió la defensa y el fortalecimiento de las instituciones. En esencia, el Presidente ha venido aplicando un modelo que dignifica su cargo y respeta el disenso.

Hay muchas cosas que se pueden discutir sobre la eficiencia y la pertinencia del gobierno, como haber continuado con los cupos indicativos en favor de los congresistas, que fueron usados en los gobiernos de Pastrana y Uribe, y especialmente por este último para corromper la voluntad política y lograr su reelección. No se puede estar de acuerdo con la recentralización del país, que se ha sentido con especial fuerza en los últimos 11 años y que Santos no ha hecho lo necesario para impedir que las regiones sean más autónomas y no dependan tanto de la opinión de la burocracia bogotana.

Pero estos y otros temas no logran ensombrecer los excelentes resultados logrados por Santos en la política internacional, logrando que Colombia sea vista con respeto y consideración. La apertura de nuevos mercados comerciales, el ascenso de las exportaciones, la eliminación de visados y la entrada de capitales foráneos productivos, son prueba de un trabajo bien hecho, que infortunadamente en el periodo 2002 – 2010 fue un punto negativo que mucho le costó al país.

La buena marcha de la economía, la disminución de indicadores de pobreza, el aumento de las coberturas de salud y educación, la ampliación de la oferta de servicios públicos, las leyes sobre tierras y primer empleo, el reconocimiento a las víctimas del conflicto, la promoción de los derechos humanos,  el respeto a la oposición y la no criminalización de la protesta, son elementos que hablan bien del gobierno Santos.

Pero por sobre todo, el Presidente merece el voto de confianza de los ciudadanos para continuar en el cargo, por su destacado papel en favor de la consecución de la paz, el derecho constitucional más importante y que él ha sabido conducir con la mayor cautela y con excelentes resultados prácticos.

Colombia en paz es un argumento más que suficiente para reelegir a Santos y cerrarle el paso a quienes pretenden una guerra eterna y promueven el miedo como arma política. En esta ocasión mi voto es por Santos, ya que está en la orilla que defiende la democracia.

lunes, 24 de marzo de 2014

Colombia reduce la pobreza, pero todavía falta mucho

Colombia tiene en la actualidad 14.5 millones de personas atrapadas en la pobreza y de estos 4.3 millones en la pobreza extrema. En la última década el país ha disminuido en un 38% sus niveles de pobreza y en 49% la pobreza extrema, gracias a inversiones sociales basadas en los subsidios a través de programas como las redes Unidos y Juntos y la iniciativa de Familias en Acción.
 
Aunque los avances han sido muy importantes, el país requiere mejorar sus estrategias de lucha contra la pobreza, para que quienes superen esta condición no vuelvan a caer en ella. Los modelos de acción tienen que ser sostenibles económica, financiera y socialmente. Y los programas deben depender cada vez menos de los subsidios condicionados.
 
Las ciudades con mejores niveles de pobreza extrema son Bucaramanga (1.2%) y Bogotá (1.6%). En este ítem los peores resultados son los de Cúcuta (6.0%) y Montería (6.5%). El promedio nacional se ubica en 9.1% y el de las 13 áreas metropolitanas en 3%.
 
Con respecto a pobreza, Bogotá (10.2%) y Bucaramanga 10.3%) repiten con los mejores indicadores, mientras los resultados más malos se viven también en Cúcuta (31.3%) y Montería (34.8%). El promedio de todo el país fue en 2013 de 30.6%, en tanto el de las áreas metropolitanas se ubicó en 17.5%.
 
Doce de las trece ciudades metropolitanas disminuyeron los índices de pobreza entre 2012 y 2013. Los mejores resultados los consiguió Pasto al pasar de 36.8% a 30.5%, o sea, un mejoramiento en este indicador del 17% en un solo año. Le siguieron Ibagué (13%) y Bogotá (12%). La únicamente capital metropolitana que vio subir la pobreza fue Pereira con 10%.
 
En cuanto a la pobreza extrema, cuatro ciudades metropolitanas la aumentaron entre 2012 y 2013 Montería (3%), Manizales (8%), Cúcuta (18%) y Pereira (70%).
 
En Pereira se dispara la pobreza y la miseria
 
La situación de Pereira alertó a las autoridades nacionales. En un sólo año se desplomaron sus indicadores de pobreza y miseria, lo que está unido a la falta casi absoluta de gobernabilidad. El alcalde de esta capital, Enrique Vásquez (Partido de la U), ha sido calificado por las encuestas territoriales (Panel de Opinión y CM&) como el mandatario con menor favorabilidad en Colombia y con mayores cuestionamientos sobre los resultados de su gestión.
 
Lo anterior tiene otros dos ingredientes preocupantes. El primero, que Pereira ha mantenido un nivel de desempleo 40% superior al del país durante los últimos cuatro años, y que las remesas del exterior, que benefician a cerca del 35% de las familias pereiranas, han disminuido 30% desde 2010, coincidiendo con la crisis financiera de Europa, Estados Unidos y Venezuela.
 
Finalmente, uno de los barrios más críticos de Pereira, Villasantana, una invasión promovida por sectores conservadores hace cerca de tres décadas, y la cual se ha venido legalizando paulatinamente, concentra la mayor parte de la pobreza local, y de acuerdo con reportes de las autoridades y de los medios de comunicación, tiene el 70% de las bandas criminales que operan en esa ciudad, lo que ha disparado los índices de homicidios (34 por 100.000 habitantes). Cabe recordar que Pereira fue calificada como una de las 50 ciudades más violentas del mundo según la ONG Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal.

lunes, 10 de marzo de 2014

El poder liberal en los departamentos de Colombia

Santander, Cauca, Putumayo y San Andrés fueron departamentos donde  mayoritariamente ganó el Partido Liberal las elecciones para Senado.

En la Cámara de Representantes las mayorías liberales fueron en Magdalena, Chocó, Meta, Cauca, Casanare, Caquetá San Andrés y Amazonas.

En total, el liberalismo consiguió mantener las 17 posiciones en el Senado y sumó 39 escaños en la Cámara.

Otros resultados importantes para la Cámara se vivieron en Antioquia (4 curules), Bogotá (3), Valle (3) y Santander (2). En general el Partido Liberal obtuvo representación en esta Corporación en 27 departamentos y en Bogotá.

Los votos totales para Senado fueron 1.749.000, mientras que para Cámara alcanzaron 2.023.000. En Senado el liberalismo fue la cuarta fuerza electoral del país, en tanto fue la primera en Cámara.

El Partido de la U tiene en el Congreso 58 curules (21 en Senado y 37 en Cámara), El Partido Liberal posee 56 escaños (17 en senado y 39 en Cámara). Partido Conservador 46, Centro Democrático 31 y Cambio Radical 25.


Los partidos pertenecientes a la Unidad Nacional que respaldan la reelección del presidente Juan Manuel Santos, o sea, Partido Liberal, Cambio Radical y Partido de la U, tienen 92 de los 167 representantes a la Cámara y 47 de los 102 senadores. Sin embargo, se espera el ingreso de un amplio sector del Partido Conservador y de otras colectividades políticas a este propósito.

viernes, 7 de marzo de 2014

¿RISARALDA SIN SENADORES?


La crisis del Partido Conservador en Colombia, que de acuerdo con encuestas y sondeos de opinión, perdería la mitad de los escaños actuales, tendría repercusiones en Risaralda, dado que de presentarse esta situación, Sammy Meregh Marun no lograría llegar al Senado de la República. En 2010 ocupó el puesto 19 entre las 22 curules que conquistó este Partido.

En el Partido de la U están seguros que bajarán su representación en el Senado en por lo menos el 40%, y que en departamentos como Risaralda y Antioquia sufrirán los peores reveses, debido esencialmente a la presencia en el tarjetón del Centro Democrático de Álvaro Uribe, quien encabeza la lista cerrada. Estos tdos departamentos son los que proporcionalmente más han respaldo al exmandatario en elecciones pasadas.

La situación de Meregh es complicada, dado que un sector muy amplio del Partido Conservador decidió no seguir acompañándolo electoralmente. A esto se suma que ha perdido respaldos en el Valle y Nariño, donde tanto él como su hermano Habib, habían logrado importantes cantidades de votos. La votación total de Sammy en 2010 fue 46.941 sufragios.

Risaralda cuenta con un senador por el Partido de la U, Enrique Soto, quien se podría ver afectado por los votos que le reste Uribe. Aunque Soto cuenta con el respaldo pleno del Alcalde de Pereira y el Gobernador de Risaralda, ha evidenciado, según propios dirigentes de su campaña, el efecto Uribe, dado que la gente tiene una gran recordación del expresidente y un sentimiento de gratitud por lo que hizo en favor de la seguridad.

Soto logró el Senado en 2010 con 57.529 votos, de los cuales 43.000 los obtuvo en Risaralda. En ese momento contó con el apoyo del Alcalde (Israel Londoño) y de un sector muy amplio del Partido Liberal (tres diputados). A esto se agrega que tenía todo el respaldo, incluso publicitario, del entonces presidente Uribe. Hoy ya no cuenta con la totalidad de esos beneficios, aunque se le reconoce su capacidad de trabajo y su poder sobre la administración pública, o sea, sobre contratos, nombramientos, distribución de beneficios sociales y ejecución de obras públicas.

A todo esto se suma el hecho de que la senadora del Polo, Gloria Inés Ramírez, quien vive en Risaralda, pareciera no tener el musculo electoral suficiente para retener su curul. La señora Ramírez ha conquistado muy pocos votos en Risaralda en elecciones pasadas, pero es una de las parlamentarias más comprometidas con los proyectos del departamento. En 2010 salió elegida con 36.339 votos.

Ojalá, por la representación política de Risaralda en el Senado, no se pierdan las tres curules que hoy se tienen. Pero los riesgos son muy altos.

Es oportuno recordar que en las elecciones de 2010, candidatos al Senado no oriundos o con intereses directos en Risaralda, conquistaron alrededor de 125.000 votos. Ahora con pesos pesados de la política nacional incursionando en el departamento (Uribe, Serpa, Navarro, Robledo y Galán) y otros muy fuertes en la zona cafetera (Delgado, Franco y Sierra), esa cifra podría crecer ampliamente en contra de los políticos locales que aspiran llegar a la cámara alta.

domingo, 2 de marzo de 2014

Centro Democrático: Una sola voz, una sola imagen

De acuerdo con las encuestas de los últimos días, el Centro Democrático, colectividad política que maneja el expresidente Álvaro Uribe Vélez, disputará con el Partido Liberal la preeminencia electoral para Congreso el próximo 9 de marzo.

Los buenos resultados del movimiento uribista en las encuestas se debe a que el exmandatario está buscando presidencializar la campaña y para ello utiliza su imagen personal y el mismo eslogan que usó en las dos campañas presidenciales que ganó en 2002 y 2006: “Mano fuerte y corazón grande”.

Uribe tiene un alto nivel de recordación y despierta sentimientos de solidaridad en varios sectores de la población, que animados con su regreso a la arena electoral quieren premiarlo con el voto, aunque desconocen los alcances de su proyecto político.

El expresidente ha preferido la imagen televisiva de su campaña, a los debates públicos. Esta decisión le ha quitado la posibilidad a los electores de saber qué está pensando él con respecto a temas cruciales del país.

Hubiera sido oportuno que Uribe le explicara a los colombianos, con total claridad cuál ha sido su papel en los recientes escándalos de corrupción y filtraciones en el Ejército.

Para el país sus opiniones con respecto a la paz, tendrían un gran valor, dado que hoy la sensación es que está en contra de los diálogos del gobierno con las FARC, los mismos que él persiguió durante años cuando ejerció la presidencial, y no se pudieron concretar.

Los colombianos, sin duda, agradecerían mucho que el expresidente Uribe explicara algunas de sus actuaciones en el gobierno, que han dado para que paramilitares extraditados lo hayan señalado en varios oportunidades de haber conocido sus movimientos, de haber aceptado su colaboración electoral y se haber protegido a algunos políticos vinculados con la parapolítica.

Uribe es un personaje de primer orden en la vida política nacional. Su gran fortaleza, y quizás la única, fue haber acorralado a las guerrillas y crear la sensación de un país pacificado, aunque en realidad no obtuvo ninguna victoria militar contundente que derrotara a la insurgencia. De otro lado, las negociaciones con los paramilitares, llenas de errores, permitieron la creación de bandas criminales a lo largo del país, que son las responsables de una violencia cruel que sigue produciendo centenares de muertes y avivando la sensación de inseguridad.

Fuera de los temas de seguridad, Uribe poco tuvo para mostrarles a los colombianos. El desempleo nunca cedió; la inversión extrajera se asomó timorata; los tratados de libre comercio no se pudieron firmar porque él no generaba confianza con las contrapartes gubernamentales; las relaciones internacionales fueron un fracaso; la pobreza y la miseria se mantuvieron en niveles altos; las políticas de vivienda, salud y educación apenas sí mostraron unos éxitos reducidos, que se magnificaban a través de una estrategia publicitaria que anestesió a la opinión pública, la misma que hoy aplaude su regreso a la lucha electoral.

Uribe animará, sin duda, los debates en el Senado. Su prestigió permitirá que otras personas ocupen sillones en esta Corporación.  Esos nuevos senadores son desconocidos para la opinión pública. Lo único que se sabe de ellos es que son obsecuentes seguidores de lo que ellos llaman la liturgia uribista. Ninguno ha tenido la ocasión de mostrarse en los espacios publicitarios. Sus rostros están ensombrecidos por la rutilante figura del dueño del movimiento político, que es el único que tiene derecho a aparecer ante las cámaras. Elegir Senadores fantasmagóricos es una aberración democrática.