miércoles, 30 de octubre de 2019

PEREIRA COMPRÓ UN BOLETO HACIA LA CRISIS


La elección de Carlos Albero Maya como alcalde de Pereira es una mala noticia para la ciudad. Y la razón radica en que tendrá que disponer de casi todo su tiempo para defenderse de las innumerables acusaciones que hacen trámite en los tribunales y organismos de control por presuntos actos de corrupción.

Con la elección de Maya, Pereira compró un boleto hacia la crisis y no un tiquete hacia el desarrollo. La posible inhabilidad en que incurrió al contratar, antes de un año, con la empresa de asesorías tributarias que vendió cuando llevaba cerca de 40 días en funciones como Secretario de Hacienda de Pereira, lo pone en la cuerda floja, dado que el abogado y ahora diputado Daniel Silva, ya tiene todo el dossier que demostraría el ilícito.

Justo es recordar que Maya, como miembro de innumerables juntas directivas de entidades públicas municipales y empresas de servicios públicos y de transporte, donde la Alcaldía tiene participación accionaria, aprobó otorgarle las revisorías fiscales, por contratos multimillonarios, a la empresa que fue de su propiedad, hecho prohibido por la ley.

Pero los problemas de Maya, quien mintió sobre su maestría en la Universidad Externado de Colombia, se ahondan ante las denuncias penales que cursan en la Fiscalía General de la Nación por presuntos hechos de corrupción que suman alrededor de 30.000 millones de pesos, y que son motivo de investigación.

También hay muchas demandas de tipo administrativo por fallas en la adjudicación de contratos, a pesar de las advertencias de los voceros de las empresas concursantes, que se encontraban siempre con una frase que volvió famoso a Maya en la Alcaldía: “Demanden”.

Sabemos, así mismo, de la existencia de alrededor de media docena de investigaciones de tipo fiscal en la Contraloría de Pereira, algunas de ellas, según las fuentes, bastante preocupantes.

Nunca Pereira había elegido a un funcionario con tantos problemas con la justicia y con los entes de control. Eso no había ocurrido. Los líos los empezaban a tener los alcaldes en el ejercicio del poder.

Además, Carlos Alberto Maya ya es un personaje muy recordado por los medios de comunicación nacional, que lo tuvieron durante casi dos semanas en la primera línea de información, y a quien con seguridad, le tendrán puesto el ojo sobre la manera como ejercerá su función.

Sobre su gestión de gobierno es necesario darle el beneficio de la duda. Aspiramos que todas sus propuestas se puedan ejecutar. Recordamos que esa gran cantidad de cables aéreos, puentes, intersecciones, campos deportivos, parques y avenidas que prometió y cuestan alrededor de 3 billones de pesos, se inauguren, a pesar de que el presupuesto de inversión apenas sí alcanzará los 0,6 billones en los cuatro años. Ah, y ninguna de esas obras se realizará por valorización, según el compromiso del alcalde electo.

La pobrería que se volcó a las urnas a respaldar a Maya, debería estar vigilante con respecto a la inversión social del gobierno para disminuir los índices de miseria y hambre, cuyas cifras han crecido desmesuradamente en el gobierno actual de Juan Pablo Gallo, así como la marginalidad y la exclusión.

Y, finalmente, hacemos votos porque la competitividad de Pereira mejore, porque nuestros vecinos, especialmente Manizales, nos tomaron una gran ventaja en la mayoría de los temas, pues mientras allá el alcalde lideró un novedoso modelo de desarrollo, aquí el mandatario nuestro se acicalaba para las selfies cada que inauguraba una calle o un andén.

domingo, 20 de octubre de 2019

MI VOTO


Advierto que soy liberal, de la línea socialdemócrata. Que creo profundamente en que el Estado tiene el poder de hacer transformaciones que garanticen la equidad, la libertad y el respeto de los derechos humanos, además de promover el desarrollo empresarial y el crecimiento económico. Esta condición de liberal, me hace precisamente libre de elegir lo que considero más beneficioso, sin que ello implique que tengo una verdad revelada, pero sí una verdad transparente.

La Alcaldía de Pereira merece, sin duda alguna, ser dirigida por Adriana López del Centro Democrático, que ha demostrado tener una preparación excepcional para liderar el proceso de transformación que necesita la ciudad. La manera como se ha comportado en los debates; el relacionamiento con el sector empresarial, que es el que brinda empleo y pone el capital de riesgo para la inversión; la facilidad con que logra acuerdos y apoyos de los ciudadanos; sus buenas relaciones con el gobierno nacional, cruciales en este momento para el desarrollo local; el carácter y compromiso con que asume sus responsabilidad; y, por encima de todo, su honestidad, que se ha convertido en el elemento central de definición de esta disputa democrática por la alcaldía, tan llena de acusaciones relacionadas con la corrupción y con la sospecha de ingreso de dineros ilegales a algunas campañas, denunciada por los gobiernos nacional, departamental y municipal; la convierten en la mejor opción para gobernar el municipio.

El Concejo de Pereira necesita personas capaces de ejercer el control político con total libertad y contribuir a poner freno a los excesos que se puedan cometer en el ejecutivo, y denunciar aquellos hechos irregulares que afecten la moralidad pública y la transparencia administrativa. Hay varios nombres que llenan estas expectativas y que es bueno que los electores examinen con cuidado, porque es igual de importante la elección de los concejales, que la de Alcalde. Mi voto será por Adriana González Correa del Polo Democrático (POLO 1), una abogada litigante, con maestría en ciudadanía y derechos humanos y docente de la Universidad Tecnológica de Pereira.

Con respecto a la Asamblea, sin duda, el nombre que más llama la atención, por la manera responsable como ha asumido el estudio de los asuntos públicos y por el conocimiento que tiene del departamento, es Juan Diego Patiño del Partido Liberal (L 51), que se perfila como una nueva figura de la política regional y cuyos énfasis en los temas de emprendimiento, tecnología, deporte y sector agropecuario, le aportarán mucho a la discusión de proyectos de desarrollo.

Finalmente, el tema de la Gobernación de Risaralda pone dos excelentes nombres para ser tenidos en cuenta. Eduardo Cardona del Centro Democrático, un exitoso abogado con recorrido político local y Lina Arango, graduada en gobierno y relaciones internacionales, con maestría en gobierno regional, que representa el Partido Verde y que exhibe una interesante experiencia con agencias de cooperación internacional. Mi voto es por Lina, que tiene como propósito no sólo exaltar sus capacidades profesionales, sino contribuir a que las mujeres de Risaralda sigan abriéndose camino y tengan mucha más visibilidad política.

sábado, 12 de octubre de 2019

LAS MOTIVACIONES DEL VOTO


La gente vota en las elecciones motivada por su adhesión política partidista, por la convicción hacia una causa o por un intercambio de favores.

En el primer caso, de la adhesión partidista, ha quedado en evidencia que menos del 30% de los electores responden a un interés político referido a su vinculación con un partido. La crisis de estas colectividades es muy profunda y eso se debe en gran medida a que no lograron evolucionar ideológicamente y a que sus prácticas son cada vez más clientelistas y corruptas, donde se constriñe la posibilidad de una participación más amplia y democrática. Basta señalar, que el Partido Liberal es el más acogido y sólo el 11% de los ciudadanos dice pertenecer a él. En contraposición, alrededor del 70% de los potenciales votantes afirman no hacer parte de estas organizaciones ni respaldar sus mandamientos, por lo que la posibilidad de que un Partido gane una elección, es cada vez más remota, si no hace coaliciones o alianzas con otras estructuras.

En el segundo caso, el de la adhesión a una causa, es evidente que los ciudadanos, especialmente los jóvenes, empiezan a tomar decisiones electorales basadas en propósitos específicos como la defensa del ambiente, la protección de los animales, la vigencia de los derechos civiles y la promoción de la paz, por ejemplo. Las motivaciones siempre son distintas y están muy influenciadas por tendencias que buscan la equidad. Este tipo de voto no muestra fidelidad a pensamientos políticos y sólo se conecta con iniciativas de beneficio común, por lo que nadie se puede apropiar de él con total certeza y durante largos periodos de tiempo. Los éxitos que se han logrado en el país con este tipo de motivación, son muy pocos.

En el tercer caso, el del intercambio de favores, es el que conserva un gran peso al momento de tomar una decisión electoral. Los políticos saben perfectamente que para esta masa ciudadana es poco trascendental la consideración ideológica o la iniciativa programática. Quienes están inmersos en este grupo, son conscientes que su voto es una mercancía apetecida, que se valoriza de acuerdo con las leyes del mercado electoral. Los intercambios más comunes se relacionan con el pago en dinero o especie por el voto; la promesa de un trabajo o un contrato; la realización de obras prioritarias para una comunidad, en caso de ser elegido el candidato que realiza la negociación. Este modelo electoral no es exclusivo, como podría creerse, de los estratos bajos; también se presenta, y con una frecuencia creciente, en los estratos socioeconómicos medios y altos, que tienen una fuerte dependencia de las decisiones de los gobiernos para desarrollar sus actividades.

En democracias como la nuestra, donde los ciudadanos tienen poca credibilidad en la institucionalidad, la probabilidad de que las citas electorales alienten un debate profundo sobre la realidad territorial o nacional, se diluye frente a prácticas corruptas de compra-venta de votos y la difusión incesante de información maliciosa, tendenciosa y mentirosa, que es comprada ávidamente por ciudadanos que no se toman el tiempo de indagar por qué causa están votando o por cuál personaje lo están haciendo.

Estudios revelan que pasado un tiempo de las elecciones, la mayoría de los ciudadanos no recuerdan por quiénes votaron para corporaciones públicas. Es normal que no sepan el nombre de su alcalde o gobernador. La gran mayoría nunca leyó una sola frase del programa de gobierno. Los pocos que se informan lo hacen a través de redes sociales, pero no corroboran la veracidad de la comunicación ni la autenticidad de los sitios que consultan.

Los candidatos que son juiciosos en sus análisis, tienen hojas de vida limpias, son exitosos en sus proyectos personales y están motivados por el deseo de prestar un servicio público, cuentan con pocas probabilidades frente a poderosas maquinarias políticas y económicas, que montan empresas electorales, algunas de ellas ilegales y criminales.

En las elecciones locales de finales de este mes de octubre, en muchos lugares de Colombia se repetirá la historia de candidatos que ganan gracias a una alta financiación económica, que tendrá que ser pagada por el gobernante con dinero público, o sea, dinero del presupuesto destinado al gasto social: educación, salud, seguridad, deporte, ambiente, emprendimiento, etc.

Cuando se sumen los votos este 27 de octubre, miles de candidatos que creyeron en el voto libre e informado, y que se preocuparon por prepararse para gobernar limpiamente, posiblemente terminarán decepcionados de una realidad agobiante y triste: una democracia donde muchos ciudadanos no son conscientes del poder transformador de su voto.



domingo, 6 de octubre de 2019

ALBERTO ARIAS. EL RECUERDO DE UN AMIGO QUE SE FUE

“Messie Burrosconi”. Ese fue el saludo que me dio Alberto Arias Dávila en los veinticinco años que fuimos amigos.

Trabajamos juntos en la Contraloría de Risaralda y en la Corporación Autónoma Regional del Risaralda. Compartimos oficina durante varios años y junto con Benhur Zapata, Heberto Cardona y Diego Patiño conformamos un grupo de amigos, que sobrevivió el paso del tiempo. Muchos recuerdos, que hoy se agolpan ante la inevitable realidad de la vida: la muerte.

Alberto fue un mamagallista empedernido que, sin embargo, se tomaba en serio sus responsabilidades laborales. Los 13 años en que dirigió la CARDER, los resultados técnicos y científicos fueron excepcionales, logrando proyectar esta entidad en el escenario nacional e internacional, al punto que la mayor parte de los recursos de inversión provenían de convenios de cooperación.

Ingresó en la política. Fue candidato a la Gobernación de Risaralda y a la Cámara de Representantes en representación del Partido Liberal. Aunque no tuvo éxito, sí exhibió un prístino interés por promover ideas de alto contenido social, basadas en el desarrollo humano y la sostenibilidad ambiental.

Durante tres años ejerció como Contralor de Pereira, su última responsabilidad pública, de la que tuvo que alejarse por una enfermedad que terminó por cobrarle la vida este seis de octubre.

En los 16 años en que estuve viviendo en Bogotá, sagradamente teníamos espacio para hablar a través del celular hasta que se acababan los minutos o para desayunar una changua o un calentado de frijoles, siempre en el Centro Internacional cuando viajaba a la Capital.

Quedan presentes los recuerdos de los juegos de billar, donde siempre “comía marrano”, pero pagaba la cuenta. El whisky aguado en las noches de parranda. La indeclinable decisión de salir en auxilio de sus amigos. La bondad con los más vulnerables. La autoridad ejercida con Mallete en mano como Venerable Maestro de la Logia Masónica. Las discusiones sobre el calentamiento global, de la cual sobrevive un libro que escribimos juntos. Su amor por Claudia y su profunda entrega por Carolina y Sebastián, a quienes enviamos, en unión de Ana Milena, Sara y Pedro, nuestro abrazo solidario.
Alberto nos espera en el Oriente Eterno y a la diestra del Gran Arquitecto Del Universo.