lunes, 15 de marzo de 2010

EL BALANCE ELECTORAL EN RISARALDA

Dos hechos fueron sustanciales para que el Partido Conservador de Risaralda lograra una curul para el Senado y dos para la Cámara de Representantes. El primero, la inyección económica y electoral del ex senador Habib Meregh, y el respaldo a fondo que le dio la alcaldesa de Dosquebradas a su esposo.

El Partido Conservador, sin el apoyo de estas dos fuerzas, sin duda se hubiera mantenido en la cifra histórica de los 33.000 votos y no hubiera subido hasta los 68.000 sufragios, tal como ocurrió el domingo pasado.

Habib Meregh fue el arquitecto del triunfo del dirigente belumbrense Diego Naranjo en la Cámara, quien triplicó su votación con respecto a 2006 y sumó 24.933 votos. También contribuyó a esta causa la concejala de Pereira, Judith Giraldo.

De otro lado, los 16.404 votos de Ricardo Valencia para la Cámara, consolidan a su esposa, Luz Ensueño Betancur, como una figura electoral en Risaralda, con quien deberán contar para escoger autoridades locales en las elecciones de 2011.

Sin embargo, el triunfo de la familia Meregh en las elecciones del domingo quedó afectado por un sinsabor: el reducido guarismo alcanzado por Sammy Meregh en Risaralda en sus aspiraciones al Senado, que apenas sí llegó a 24.000 votos, un 40% menos que Enrique Soto Jaramillo del Partido de la U, quien superó la barrera de los 40.000 votos a nivel departamental.

Aunque Sammy Meregh tiene asegurada su curul en el Senado, es claro que su hermano Habib perdió gran parte de las opciones de convertirse en el jefe político de Risaralda y son muy escasas sus posibilidades de ser Alcalde de Pereira, excepto que en torno a él se concentren los otrora poderosos jefes liberales, que el domingo salieron derrotados.

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Diego Patiño Amariles sufrió en las elecciones del domingo para retener su curul en la Cámara de Representantes. Debió enfrentar, en solitario, una lucha frontal contra todos los jefes de los distintos matices liberales de Risaralda, y los derrotó.

El exalcalde Juan Manuel Arango, el exparlamentario Octavio Carmona, el senador Germán Aguirre, el representante Juan Carlos Valencia, el ex gobernador Carlos Alberto Botero, el ex gobernador Ernesto Zuluaga y el presidente del directorio liberal de Pereira, Alonso Molina, se unieron en un “Todos contra Patiño” y respaldaron a Vivian López de Carmona, una entusiasta líder liberal sin mayores pergaminos. Al final, cada uno de ellos le aportó en promedio 3.000 votos, una cifra totalmente insuficiente.

Patiño les ganó por más de 1.200 votos a todos estos jefes liberales. Es la segunda derrota en serie que les propina. Ya había ocurrido algo similar en la consulta interna del Partido Liberal en noviembre pasado.

Patiño queda como jefe del liberalismo en Risaralda. Muy seguramente, hacia adelante, funcionará la alianza con el senador Enrique Soto, lo que abriría la opción de presentarse a las elecciones de 2011 con candidatos para Alcaldía de Pereira y Gobernación de Risaralda, a través de una alianza política que sin duda arrojará guarismos interesantes.

Con los resultados del domingo quedan enterradas las opciones de Aguirre y Botero de aspirar a la Gobernación. Las posibilidades de Arango de llegar a una tercera alcaldía pereirana son casi inexistentes. El interés de Alonso Molina de poner su nombre para la Alcaldía queda aplazado. El futuro de Carmona es sombrío, porque ya no tiene ningún poder, pues fue marginado burocráticamente de la Alcaldía de Perera y muy seguramente se verá menguado en la Gobernación, ya que el mandatario departamental tendrá que hacer un reacomodo frente a las nuevas realidades políticas.

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Lo de Enrique Soto fue excepcional. Hacía mucho tiempo un dirigente local no superaba los 40.000 votos en las elecciones para Senado en Risaralda. Y este hombre lo logró, gracias a una sumatoria de fuerzas políticas y comunitarias, que le permitieron armar un escenario que le garantizó no sólo su triunfo, sino arrastrar a Didier Burgos para que fuera Representante a la Cámara, con la segunda votación más importante para esta Corporación en el departamento.
Con los guarismos electorales que alcanzó, Soto enterró la vida política de Martha Helena Bedoya y cercenó cualquier aspiración cercana de Elsa Gladys Cifuentes, dos dirigentes que se colaron en el Partido de la U, luego de haber militado en distintas colectividades.

En su nuevo rol de senador de la República y siendo el gran triunfador de la jornada electoral, los pasos siguientes serán, sin duda, consolidar un gran frente de trabajo con miras a las elecciones locales de 2011, donde tiene el compromiso de mantener en poder de la U la Alcaldía de Pereira y propiciar un acuerdo para la Gobernación de Risaralda, el que muy seguramente sellará con el Partido Liberal.

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En comentarios anteriores, había anotado el riesgo que representa la incultura política de los electores risaraldenses. Infortunadamente se cumplió el vaticinio del aumento de los votos nulos y tarjetas no marcadas. El hecho de que cerca de 60.000 de los votos totales depositados en Risaralda no se pudieran contabilizar afectó gravemente la posibilidad de tener candidatos a la Cámara con más votos y, por lo menos, un Senador más de este departamento.

jueves, 11 de marzo de 2010

ANGELINO Y LOS URIBISTAS PURA SANGRE


Apenas en el precalentamiento de su campaña presidencial, Juan Manuel Santos acaba de meterse en un lío de padre y señor mío con la designación de Angelino Garzón como su fórmula vicepresidencial.

Santos, quien viene punteando las encuestas de intención de voto y representa a los sectores de la derecha, tendrá en adelante una tarea muy difícil: convencer a sus seguidores de que Garzón y él son ideológicamente gemelos y ambos están de acuerdo con una solución militar al conflicto colombiano.

A los partidarios de enfrentar militarmente a la guerrilla todavía les resuenan en los oídos las declaraciones de Garzón, de hace menos de tres años, cuando propugnaba como gobernador del Valle por una zona de despeje en Pradera y Florida para hablar de paz con las FARC.
Personas que respaldan a Santos dicen tener una gran inquietud: "Si Santos es presidente y tiene que abandonar el cargo, ¿Garzón sí será capaz de encarnar los fundamentos de la Seguridad Democrática?”

Un uribista de primera línea, sin duda, preferirá buscar una fórmula distinta en Cambio Radical o en el Partido Conservador, antes que depositar toda su confianza en una persona que fue miembro de los cuadros del Partido Comunista, ejerció como vicepresidente de la Unión Patriótica y ayudó a fundar la Alianza Democrática M–19.

Desde otra perspectiva, la pretensión de Santos de atraer el centro y la izquierda a su propuesta política tropieza con la desconfianza que despierta Garzón en estos círculos, ya que él no ha sido capaz de explicar con prestancia por qué aceptó, durante su exitosa campaña a la Gobernación, el respaldo de Carlos Herney Abadía y Juan Carlos Martínez, jefes de la política del Valle, quienes han enfrentado graves problemas con la justicia por delitos de narcotráfico y paramilitarismo.

La izquierda cuestiona la coherencia entre la propuesta de Garzón de convertirse, una vez sea electo vicepresidente de Colombia, en defensor de los derechos humanos, y su silencio por los asesinatos cometidos por agentes del Estado en contra de campesinos, líderes sindicales, delincuentes de poca monta e inimputables, precisamente durante la gestión de Santos como ministro de la Defensa.

En el mundo de la política se tiene la certeza de que Angelino Garzón es una buena persona, que no ha estado enredado en problemas de corrupción por el manejo de recursos públicos, pero que es un oportunista político que fue capaz de saltar desde la bandera comunista enarbolada por Gilberto Vieira a la mesa donde se sentaban los ex guerrilleros del M – 19, e irse de allí para el gabinete de Andrés Pastrana para luego deslizarse y conseguir el respaldo de reconocidos políticos corruptos del Valle. Posteriormente, dio un salto hacia las entrañas del Gobierno del presidente Uribe, quien lo nombró su embajador, cargo al que acaba de renunciar para quedarse, por el momento, atrapado en el sombrero del Partido de la U y en los brazos de Juan Manuel Santos.

Si llega a la Vicepresidencia, Garzón ya no iniciará sus intervenciones públicas con su histórica frase de batalla en el Valle: “Así gobierna la izquierda”. Ahora arrancará con una sentencia fuerte y demoledora: “Así gobierna la derecha”.

Su habilidad de saltimbanqui genera sospechas entre los uribistas pura sangre y menosprecio entre los militantes de la izquierda. ¡Vea usted!