martes, 28 de agosto de 2007

MARTA HELENA VE CÓMO SE EXTINGUE SU ASPIRACION DE LLEGAR A LA ALCALDIA DE PEREIRA

Acaba de publicarse una encuesta sobre preferencias electorales para la Alcaldía de Pereira. La encabeza Marta Helena Bedoya con nueve puntos de ventaja sobre Israel Londoño. Una cifra nada despreciable que, sin embargo, no causó hilaridad ni triunfalismo. Por el contrario, produjo una gran preocupación, al punto de que se citaron reuniones urgentes dentro del liberalismo para estudiar con detenimiento el hecho.
La preocupación es más que entendible. Marta Bedoya sumaba como candidata cívica el 27% de intención de voto. Una vez recibió el aval del Partido Liberal se le entregó también una candidatura que registraba el 20% de preferencias: la de Luis Fernando Baena, quien renunció a la contienda aduciendo problemas personales. Los dirigentes liberales que la rodean y ella misma, tenían la certeza de que su nombre en las encuestas estaría por encima del 40%. La realidad mostró que está muy lejos de ese nivel.
Bedoya cuenta en la encuesta de Invamer Gallup con el 33%, lo que significa que entre junio y agosto creció 6 puntos, o sea, un 22% más de intención de voto en su favor. Entre tanto, su principal competidor, el uribista Israel Londoño que tenía el 13% en la encuesta de junio, ahora aparece con el 24%, lo que quiere decir que acumuló el 84,6% de nuevos adherentes a su propuesta.
El temor en las toldas liberales se debe a una simple deducción estadística: Israel Londoño está avanzando a una velocidad de 3.8 veces más rápido que ella y a dos meses de las elecciones eso significa que podría alcanzarla y pasarla sin mayores dificultades, especialmente si se tiene en cuenta que la encuesta se hizo días antes de que las poderosas maquinarias electorales del senador Habib Meregh, el exrepresentante Octavio Carmona y la concejala Judith Giraldo, ingresaran a respaldar a Londoño, lo que podría significar alrededor de 11.000 nuevos votos.

¿Qué le pasa políticamente a Marta Helena?
La exalcaldesa cometió un error garrafal al abandonar una privilegiada posición de líder social, donde era vista como incorruptible y con las manos libres de politiquería para orientar un nuevo ciclo de crecimiento y desarrollo, para aceptar ser un alfil de dos fuerzas políticas, Partido Liberal y Cambio Radical, cuyos dos jefes regionales están en la mira de la justicia.
Además, los sectores sociales que habían mostrado simpatías por su propuesta ciudadana se sintieron engañados y utilizados y concluyeron rápidamente que ella lo que estaba buscando era un espacio dentro de un Partido y no el liderazgo para entronizar un nuevo esquema de poder local.
A ello se suma que su abrupto ingreso como candidata oficial del Partido Liberal generó una reacción de rechazo en masa entre concejales, diputados y líderes de base, quienes se rehúsan a aceptar que Marta Bedoya sea la escogida, precisamente porque ella le asestó el golpe de gracia a Unidad Liberal y volvió añicos lo que durante varias décadas fue el símbolo del poder político en el departamento.
También la está afectando su pérdida de credibilidad ocurrida luego de las maniobras que ella ejecutó durante cinco meses por lograr posicionarse como una opción real de poder, lo que la llevó de ser una de las cabezas visibles del Partido de la U, a promotora del Pacto del Comercio, a orientadora de Tejiendo Ciudadanía, a candidata de Cambio Radical y, finalmente, a aspirante avalada del Partido Liberal. Esos tumbos políticos no le dan coherencia a su discurso, pues de ser una férrea defensora de Uribe, ahora tiene la obligación de enarbolar postulados liberales antigobiernistas. De ser una dura contradictora del Alcalde de Pereira, hoy tiene el deber de defenderlo en la plaza pública. Pasa de rechazar la politiquería y el clientelismo a estar sentada negociando puestos públicos y contratos con los jefes de los partidos y movimientos que la acompañan.
Un tema que también afecta la intención de voto en su favor, es que la guardia femenina en la que ella se apoya viene de sufrir durísimas derrotadas en las elecciones para Congreso. De un lado, María Isabel Mejía, la legendaria congresista de Risaralda, tuvo una votación íngrima en lo que fue su reducto más importante: Pereira, lo que le impidió repetir curul en el Senado. Del otro lado, Elsa Gladys Cifuentes, tuvo una votación marginal en Pereira y un rechazo casi absoluto en todos los municipios de Risaralda, y fracasó en su empresa de llegar al Senado. Y Adriana Vallejo de la Pava, el nuevo soporte financiero e ideológico de Marta Bedoya, fue de las tres la de mejor desempeño electoral en Pereira, pero su esfuerzo sólo sirvió para ayudarle a su contendor dentro del partido de la U, Enrique Soto Jaramillo, a llegar a la Cámara de Representante, dado que la lista pasó el umbral requerido.

La propuesta política de gobierno: su debilidad
Marta Bedoya está segura de que los resultados de su gestión como Alcaldesa en el pasado periodo, serán suficientes para obtener las mayorías en las elecciones de octubre y podrá de esta manera ser reelegida.
El balance del gobierno de Bedoya fue aceptable, dado que a pesar de haber logrado conquistar la alcaldía criticando las obras del entonces mandatario Luis Alberto Duque, una vez en el poder las tomó como suyas y las ejecutó. Por eso hoy existe la percepción de que ella fue la creadora del Megabus, la constructora de la Avenida Belalcázar, la arquitecta de la renovación de la zona de la Galería y la promotora de la modernización del centro. Cuando en realidad esas obras fueron iniciadas por Duque pero inauguradas por ella.
Marta Bedoya tuvo la posibilidad cuando fue alcaldesa de encontrar en las arcas del municipio $111.000 millones, producto de la venta de la Telefónica de Pereira, que ella utilizó en dos cosas: en terminar obras y en distribuir contratos de pequeñas cuantías entre sus socios políticos como lo denunció la Contralora de ese entonces, Amanda Lucía Valencia.
Sin embargo, esas realizaciones del pasado no son suficientes para asegurarle el triunfo en las elecciones de octubre. Cabalgar sobre supuestos y exclusivos triunfos suyos no ha calado como discurso entre los electores, quienes esperan nuevas propuestas de crecimiento para responder a las urgencias de una ciudad que se consolida como el epicentro comercial del occidente del país. Además, se aguarda su pronunciamiento sobre un esquema de desarrollo social que sea capaz de romper con la creciente línea de pobreza, desempleo e inseguridad que registra Pereira en las estadísticas nacionales.
Tratar de conquistar votos con la gratuidad de la educación y el acceso de los más pobres al Sisben crea desconfianza, dado que los ciudadanos saben que tienen derecho constitucional a ello y que en el eventual caso de que un Alcalde no lo cumpla, instrumentos como la tutela o las acciones de grupo obligan a que se tengan que redireccionar los recursos del presupuesto hacia estas prioridades, tal como recientemente lo señaló la Corte Constitucional.
El hecho de que en su alcaldía ella hubiera abandonado la inversión social, no le dan suficiente credibilidad hoy de que en un segundo gobierno sí atenderá a la población más vulnerable de los barrios más pobres. Su inacción en favor de una política de vivienda seria, le restan opciones entre los votantes que pertenecen a organizaciones viviendistas de base. Sus malas prácticas en la defensa del espacio público y el atropello físico a los vendedores ambulantes, convierten a Marta Bedoya en una amenaza contra este conglomerado.
El mal manejo de las finanzas públicas y la pésima gestión fiscal, no le brindan transparencia a sus anuncios de que recuperará el tesoro pereirano. Sus relaciones conflictivas con los concejales y la clase política, ha contribuido a que muy pocos de ellos quieran acompañarla en la presente aventura política. La ausencia de un modelo de planeación de mediano y largo plazo en su gobierno, le impiden ofertar iniciativas novedosas y posibles para el mediano plazo.

Los escándalos aun se recuerdan
Aunque existe la percepción de que la exalcaldesa Marta Bedoya es una persona transparente, hay episodios de su gobierno que la persiguen en la actual coyuntura electoral:
La venta de un lote en un barrio de la ciudad por 40 veces menos el valor del avalúo, descubierto y denunciado por el Notario Hernando Ramírez Guevara, la puso en la picota pública y la resolución de preclusión de la investigación por parte de un Fiscal sobre este tema, la dejó aun peor parada: actuó con ignorancia invencible.
La persecución despiadada con perros de ataque, bastones eléctricos y policías contra los vendedores ambientales, le dio un tinte autoritario y represivo a su gobierno.
La compra de predios en la Avenida Belalcázar la ubicó en una posición muy débil ante la opinión pública, al descubrirse que se pagaron lotes por valores superiores a los que comercialmente se podían adquirir. Incluso, la pérdida de dineros en el Área Metropolitana para la compra de estos terrenos le generó cuestionamientos por no ejercer el control suficiente y oportuno de la gerente de esa entidad.
El respaldo a Rentacciones para la tenencia indebida de dineros públicos en su poder, fue una de las nubes negras en su gestión, situación que se puso al descubierto coincidencialmente por una funcionaria de tercer nivel que estaba organizando documentos.

Esfuerzos para ganar
Ganar las elecciones parece una tarea cada vez más difícil. En primer lugar, porque reeditar el capitulo de Pacto de Guacarí ocurrido hace siete, cuando todos los grupos políticos de Pereira se unieron para derrotar a Unidad Liberal, no parece posible a pesar de que algunos actores siguen en el reparto como Germán Aguirre, María Isabel Mejía y Elsa Gladys Cifuentes. En segundo lugar, porque se deben vencer las prevenciones políticas y ciudadanas sobre la actitud personal de Marta Bedoya. En tercer lugar, porque tiene la obligación de elaborar un discurso creíble para los electores y ser capaz de sintonizarse con las expectativas ciudadanas. Y, en cuarto lugar, convencer a los pereiranos de que será independiente y transparente en el manejo de los dineros públicos.

sábado, 18 de agosto de 2007

EL CAMBIO CLIMÁTICO[1]

El actual no es el primer periodo de calentamiento del planeta, pero sí es el primero en que una de las causas relaciona directamente la actividad humana. Hace 66 millones de años, en el Cenozoico, y luego de una larga etapa de glaciaciones de 530 millones de años en el Precámbrico, el clima empezó a calentarse. Muchas de las regiones que hoy son áridas o semiáridas eran húmedas. Los cambios climáticos se daban de forma natural y algunos de ellos favorecieron la creación de la vida.
Sin embargo, en el Cenozoico y entre los siglos siete a quince de la era moderna cuando las temperaturas aumentaron, el efecto invernadero respondía a un ciclo natural, en el cual los gases presentes en la atmósfera eran capaces de almacenar radiación de onda larga, es decir, calor. Pero el fenómeno actual está mediado por una intensa actividad productiva y tecnológica del hombre, lo que podría acelerar el proceso de calentamiento a niveles desconocidos.
Expertos del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático[3] predicen que la temperatura de la tierra podría aumentar en 5,8°C durante el presente siglo, mientras que ese comportamiento en el siglo XIX fue de 0,5°C. Por su lado, John Houghton[4] afirma que el alza de temperatura se ha convertido en una especie de arma de destrucción masiva, y explica que «no es una amenaza futura» sino una realidad presente. En efecto, los primeros seis años del siglo XXI fueron los más calientes de los últimos 100 años. Toda esta situación radica en las altas concentraciones de dióxido de carbono, metano, óxido nitroso y clorofluorocarbonos.
Las consecuencias de un aumento tan alto de temperatura serían el descongelamiento de los casquetes polares del Ártico y la Antártida, aumento del agua en los mares en 50 centímetros y desaparición de amplias zonas costeras del mundo que afectarían la economía de 40 países y desplazarían a 200 millones de personas[5].
Adicional a ello, el efecto invernadero al que asiste la humanidad variaría sustancialmente la distribución actual de los recursos hídricos, incrementaría el régimen de lluvias en algunas zonas secas, alteraría la agricultura y llevaría a la desertización a algunas regiones que hoy son ricas en bosques.
La situación es tan crítica, que el interés de la comunidad internacional es lograr que la injerencia antropogénica disminuya ostensiblemente, controlando la emisión de gases de efecto invernadero, especialmente el CO2, que aporta el 55% al calentamiento del planeta debido a la deforestación, la producción de energía eléctrica y el uso de los automotores movidos con combustibles fósiles.
Para lograr que se cumplan los objetivos de controlar las emisiones de efecto invernadero, se firmó el Protocolo de Kioto en 1997, pero los avances logrados desde entonces son escasos y frustrantes. Sólo hasta febrero de 2005 se logró poner en marcha, de manera oficial y con cláusulas vinculantes, este compromiso internacional. Uno de los pocos escenarios en los que se han tomado decisiones es en la prohibición de los gases clorofluorocarbonados (CFC) en Europa y Estados Unidos, la que empezó a operar luego de firmarse el protocolo de Montreal de 1987 y ratificado en Kioto diez años después. En las naciones en desarrollo este gas sigue comercializándose, debido a que las grandes fábricas están vendiendo su stock de refrigeradores que funcionan con base en él, así como aerosoles que lo tienen como propelente. Los CFC contribuyen con el 10% del calentamiento global, según estadísticas de la Atomic Energy Agency del Reino Unido, o sea, algo así como 700.000 toneladas anuales arrojadas a la atmósfera.
El control del aumento de la temperatura en el planeta no depende sólo de la reducción de los gases con efecto invernadero, sino de la interacción entre el aire, el océano y los hielos polares, que mantienen un intercambio de calor y constantes flujos de energía. Cuando la temperatura del aire aumenta, los océanos liberan más CO2 y los ecosistemas húmedos más CH4. Lo que retroalimenta el fenómeno, que se potencia con el incremento de la humedad del aire, y su capacidad de retención de la radiación infrarroja difusa procedente de la superficie. Además, el océano absorbe la energía del Sol y el mecanismo de distribución se hace a través de las corrientes marinas. Es evidente que un aumento en el nivel de las aguas de los océanos hará que el calentamiento global sea más drástico.
Cuando se aborda el tema de los gases de efecto invernadero, hay una predisposición a generalizarlos como dañinos, cuando ellos son los que han permitido que haya vida en el planeta. Si no existieran, la tierra tendría una temperatura promedio inferior a cero grados centígrados, donde muy posiblemente la vida nunca hubiera podido desarrollarse. El calentamiento benéfico de la tierra lo genera la absorción selectiva de la energía solar por el dióxido de carbono, metano, óxido nitroso, ozono troposférico, clorofluorocarbonos y vapor de agua. Ellos son transparentes a la radiación solar de onda corta. Estos gases en pequeñas concentraciones son vitales para nuestra supervivencia.
La crítica que se plantea, es que hay una contribución antropogénica con gases sintéticos altamente dañinos y otros, que a pesar de ser benéficos, se sobreutilizan calentando más de lo necesario el planeta con los gravísimos efectos que se han descrito.

[1] Este documento hace parte del libro “Medio Ambiente: educación, comunicación y participación ciudadana” escrito por el autor del blog y publicado la última semana por la Corporación Autónoma Regional del Risaralda – CARDER.
[3] Grupo Intergubernamental para el Cambio Climático de la Organización Meteorológica Mundial y el Programa Ambiental de las Naciones Unidas, donde participan 2.000 científicos de 130 países.
[4] Climatólogo británico, autor del libro «Calentamiento Global: un informe completo»,
[5] Informe presentado por el Centro Hadley para el Cambio Climático de Gran Bretaña, 1998.

CHICA SERÁ EL GOBERNADOR DE RISARALDA

Todo hace presagiar que el liberalismo logrará mantener la preeminencia electoral en la Gobernación de Risaralda y eso garantizará que los ejes estructurantes del desarrollo que ha impulsado el actual gobierno continuarán ejecutándose, lo que contribuirá a construir un modelo planificador de mediano plazo, cuyos resultados, evidentemente, se traducirán en mejores indicadores de progreso y crecimiento.

El triunfo de Germán Chica en las elecciones de octubre, su cercanía con el actual gobierno de Carlos Botero, el conocimiento de los proyectos de desarrollo que se están aplicando actualmente y su visión de lo que debe ser el departamento, son prenda de garantía de que las finanzas se seguirán manejando con responsabilidad y que los municipios tendrán un aliado esencial en sus propósitos de modernizarse y ser competitivos regionalmente.

Es bien sabido que cuando un modelo de desarrollo es capaz de superar los avatares de la política y hay voluntad de continuar con su aplicación, los impactos que produce en términos de credibilidad y confianza entre los ciudadanos y los estamentos económicos aclaran el futuro. Eso precisamente fue lo que sucedió en Bogotá, cuya importancia en el continente no se discute y varias de sus principales políticas son acogidas en otras urbes de la región.

Chica Giraldo es un ejemplo de superación de esa generación de los años 70, que empezó a buscar nuevos horizontes y a conquistar con inteligencia y trabajo los espacios que pudieron visualizar. Su hoja de vida académica, política y laboral muestran a un profesional con grandes proyecciones y conocimientos suficientes de cómo funciona el Estado y cómo opera la política para hacer realidad los sueños de grandeza que albergamos desde hace cuarenta años los risaraldenses.

miércoles, 8 de agosto de 2007

LA DIMENSIÓN AMBIENTAL NO ES UN OBSTÁCULO PARA EL DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL

A pesar de todos los debates teóricos entre economistas y ecologistas; a los indudables desequilibrios que se presentan por efectos de la pobreza y el subdesarrollo; y a la actitud cómplice de muchas naciones desarrolladas al permitir la exportación de la contaminación hacia las naciones pobres, se empieza a evidenciar que el ambiente no es un obstáculo sino un acelerador del crecimiento económico. Esta afirmación parece una utopía. Pero la verdad es que se está apostando internacionalmente a un nuevo esquema que privilegia la sustentabilidad, o sea, la posibilidad de crecer económicamente y mejorar los índices de calidad de vida de las familias, mientras paralelamente se protege el medio ambiente y se aprovechan eficientemente los recursos naturales.

Así lo demuestran los resultados del Índice de Sustentabilidad Ambiental – ISA, que construyeron las universidades de Yale y Columbia, donde la tabla la encabezaron Finlandia, Noruega, Uruguay, Suecia, Islandia, Canadá y Checoslovaquia, que demostraron que su riqueza económica era un elemento de respaldo muy sólido para lograr buenos resultados ambientales, en la medida en que se promoviera la concertación pública y privada para un buen manejo de los recursos de la naturaleza.

Esta conclusión se refuerza al ver cómo países iguales o más ricos que Finlandia como Estados Unidos y Reino Unido sólo se clasificaron en los puestos 45 y 65, respectivamente, por su alta ineficiencia en el control de la contaminación. En tanto, naciones calificadas como potencias mundiales en diversidad como Colombia (puesto 23) fueron superadas por Uruguay, Argentina, Brasil, Perú, Paraguay, Costa Rica y Bolivia, debido a su bajo nivel de regulación ambiental y a la poca inversión pública y privada en investigación y educación.

Las conclusiones del ejercicio académico son muy interesantes:
· Se puede ser una nación desarrollada y a la vez proteger los recursos naturales, tal como acontece en Europa y Canadá, sin que ello afecte sus variables macroeconómicas ni su competitividad.
· Se puede tener una gran riqueza ambiental, como es el caso de Colombia, pero no contar con niveles de gestión apropiados para preservar los recursos.
· Es posible concentrar gran poder económico y político pero mantener un sistema productivo contaminante e insostenible como Estados Unidos.
· Incluso, una baja disponibilidad de biodiversidad se puede potenciar con modelos ambientales eficientes de explotación y preservación.

El estudio sobre Índices de Sustentabilidad Ambiental entrega otro resultado particularmente preocupante: los países subdesarrollados están agotando aceleradamente sus recursos naturales básicos, debido a los bajos niveles institucionales y legales de control ambiental para hacerle frente a la contaminación y a sistemas productivos ineficientes y obsoletos, tanto de los campesinos como de la mayoría de las industrias.