jueves, 26 de septiembre de 2019

UN POLÍTICO NO SE ESCONDE NI UN GOBERNANTE SE AMILANA


El candidato a la alcaldía de Pereira, Mauricio Salazar, tomó la decisión de no volver a los debates electorales, con el argumento de que lo estaban acusando a él y a su mujer de hechos de corrupción que considera injuriosos.

La disculpa es baladí y la actitud cobarde. Un político no se esconde. No se mete bajo las enaguas de su mujer para no escuchar a sus contradictores. Un buen político muestra la madera de la que está hecho precisamente en el debate público.

Es entendible que Mauricio Salazar, al haber encontrado providencialmente el argumento de proteger a su familia de las acusaciones de sus competidores por la Alcaldía, no vuelva a los debates. Y es una verdadera salvación para él, porque lo que había evidenciado era una falta de pericia argumentativa y una escasez desesperante de palabras precisas y bien hilvanadas.

La desaparición de Salazar del debate no es una gran pérdida intelectual, pero sí representa un episodio lamentable para la confrontación democrática. Lo que queda por esperar, es que si logra ganar la Alcaldía no se siga escondiendo bajo las enaguas de su esposa, cuando los ciudadanos le reclamen por el cumplimiento de sus promesas de campaña o cuando las cifras estén agobiando la calidad de vida de las familias.

Imagínense a Hilary Clinton salir corriendo y lloriqueando ante la virulencia de los ataques de Donald Trump. O a Gerald Ford evadiendo la contundencia de las denuncias sobre política exterior hechas por Jimmy Carter. O Carter protestando por el humor negro de Ronald Regan. O a Barack Obama quejándose por las manifestaciones racistas de John McCain.

Y para no ir más lejos, cómo hubiéramos reaccionado los colombianos si Mockus hubiera dejado los pantalones en el alambrado cuando se burlaron de su Parkinson; o Álvaro Uribe haya abandonado el recinto del Senado frente a las acusaciones de paramilitarismo; o Gustavo Petro se acongojara por las acusaciones de los organismos de control.

Tengo la impresión de que estamos ante un candidato incapaz de soportar la crítica y con evidente ausencia de inteligencia emocional, para convertir los ataques en armas contundentes frente a sus contradictores, en la medida en que ellas sean injurias y calumnias. Porque si las acusaciones son verdaderas, los pereiranos estamos abocados a un cuatrienio doloroso e incómodo, con un alcalde escondido y amilanado.


miércoles, 18 de septiembre de 2019

LA MALA HORA DE CARLOS MAYA


Resultado de imagen para lina muñeton u carlos mayaCuando el alcalde Juan Pablo Gallo impuso el nombre de Carlos Alberto Maya como candidato liberal a la Alcaldía de Pereira, tres personas me dijeron unas frases que de alguna manera fueron predictivas sobre lo que está ocurriendo en la campaña política de este aspirante. “Es un candidato tóxico, que va a acabar con el prestigio de Gallo”. “Los funcionarios de la Alcaldía se van a encargar de enterrarlo, porque es un jefe perseguidor”. “Su ego es tan grande, que cuando tenga el primer traspiés entrará en depresión y no sabrá cómo salir del problema”.
Maya López se ha parado en los distintos escenarios políticos y ha cuestionado decisiones de Gallo en tres temas: seguridad, inversión social y manejo del espacio público. Ha dicho con total claridad y con énfasis que en estas áreas el gobierno municipal fracasó. Los gallistas puros están furiosos.
Maya ha tenido en los funcionarios de la alcaldía de Pereira a sus principales contradictores, pues aseguran que su modelo gerencial es despótico, con un agravante adicional, que tiene una confrontación directa con las mujeres, especialmente aquellas que tienen representatividad o cargo de mando. A la reacción de los funcionarios se unen muchos contratistas, que han sido presionados para que realicen reuniones y consigan votos en su favor.
El candidato Maya no soporta la crítica y desecha cualquier tipo de asesoría en temas en los cuales él considera que es un experto. Esa actitud soberbia, lo ha conducido a asistir a los debates políticos sin la plena preparación, y se ha encontrado con candidatos como Adriana López (Centro Democrático) y Carlos Alfredo Crosthwaite (Polo Democrático), que lo han apabullado, llevándolo a equivocaciones garrafales, que lo han convertido en el hazmerreír de las redes sociales. Y su situación no mejora. Cada debate al que asiste, los ojos están puestos en él para grabar el momento en que “mete la pata”, como con los temas del fracking y de los bolsos de plástico para las mujeres a partir del telón de sus vallas.
Carlos Alberto Maya, que en un principio se veía como un candidato triunfador, gracias al respaldo del alcalde Juan Pablo Gallo, ahora vive su mala hora. Los estudios serios de opinión pública, lo muestran descendiendo en la intención de voto, al punto que podría perder el segundo lugar que hoy ocupa. Una de las principales razones para que esto esté sucediendo, es la denuncia que presentó ante la Fiscalía General de la Nación el destacado abogado Daniel Silva, por presuntos actos de corrupción por una suma cercana a los $30.000 millones. Él no ha tenido una posición clara para defenderse de esta acusación penal.
Su confiabilidad como persona transparente tomó ribetes dramáticos, cuando en pleno foro sobre ventas ambulantes, apareció con un documento en el que estaban las preguntas y las respuestas que le plantearían, mientras los otros seis aspirantes no sabían cuáles serían los interrogantes que les plantearían los líderes de los sindicatos de vendedores informales. La situación se tornó tan crítica, que las redes sociales se inundaron, como nunca antes, con calificativos hacía él de Tramposo y con frases populares como “el que miente y hace trampa, roba”.
Los cuestionamientos éticos sobre Maya comenzaron cuando inundó de vallas las principales avenidas de la ciudad, así como cada ventana de las casas de los barrios pobres. Lo mismo hizo el candidato Mauricio Salazar.  Ninguno de los dos respetó las normas electorales y por esto están siendo investigados por el Consejo Nacional Electoral, que indaga no sólo sobre la publicidad extemporánea y excesiva, sino sobre los gastos incurridos y el origen de los recursos.
El atropello de Maya también se evidencia en la forma como usa el nombre del alcalde Gallo para promocionar su aspiración, tanto en vallas como en videos, obviamente con la aquiescencia del mandatario municipal.
Ese uso del nombre del Alcalde como promoción político-electoral tuvo su momento culminante cuando la esposa de Gallo, la señora Lina Muñetón, grabó un video en el cual de manera directa anunció que ella y su familia votarían por Maya y acudió a la figura y realizaciones de su marido para invitar a sufragar. Ese video ha sido reproducido con fuertes críticas miles de veces, al punto que los noticieros de televisión más importantes del país, lo han transmitido como una muestra de abuso de poder y de participación indebida en política. Es tal la presión que la Procuraduría General le solicitó al Consejo Electoral investigar las posibles conductas punibles de Maya y Muñetón, mientras este organismo disciplinario abocó la investigación del alcalde pereirano.