lunes, 17 de mayo de 2010

HAY QUE RESCATAR A RISARALDA

Risaralda se está empobreciendo ante la mirada impasible de su clase dirigente. Este Departamento, que fue ejemplo nacional de crecimiento y que logró que su población tuviera un ingreso per cápita muy superior al promedio nacional, ahora es mirado con lástima desde las altas esferas del país.

Las cifras dicen que en Risaralda crece el número de pobres de manera constante. Muestran un aumento de la desnutrición infantil. Dejan ver cómo un mayor número de estudiantes deserta de escuelas y colegios. Revelan que los municipios se están desocupando en un proceso migratorio presionado por la falta de oportunidades.

La realidad también cuenta que los índices de desempleo son increíblemente altos, que la producción agropecuaria sigue descendiendo y que la generación de riqueza local se ha resentido.

El departamento no tiene una política seria de desarrollo económico y sus indicadores de productividad y competitividad cada vez lo rezagan comparativamente a nivel nacional.

Aquí se ha creído de manera equivocada que los problemas de hambre se pueden solucionar únicamente con programas asistencialistas que se traducen en la entrega de mercados mensuales de diez mil pesos, y que el inmenso atraso se puede superar con pequeñas obras comunitarias.

Risaralda no está en capacidad de resistir un modelo de gobierno basado en la micropolítica. Necesita de una mirada gerencial responsable que sea capaz de diseñar acciones de choque que vuelvan a poner este territorio en el camino correcto.

Es un desaguisado tratar de seguir insistiendo en proyecto inanes, cuando de lo que se trata es de avanzar en la construcción de un modelo de desarrollo que identifique al departamento y garantice generación de empleo e incremento del producto interno.

viernes, 14 de mayo de 2010

LAS VENTAJAS DE TENER UN BUEN GOBERNADOR

Edificante ver cómo Eduardo Verano de La Rosa y Horacio Serpa Uribe, son los líderes indiscutidos de sus departamentos y lograron construir un modelo de gestión pública que cuenta con el respaldo de todos los sectores sociales, económicos y académicos.

Qué gusto saber que estos gobernadores fueron capaces de concertar los lineamientos básicos del desarrollo para devolverle competitividad, productividad e importancia a sus territorios, que venían de atravesar momentos muy críticos en el manejo de las responsabilidades y las finanzas públicas.

Tanto Verano como Serpa lograron que el gobierno nacional los mire con respeto, que dialogue con ellos al mismo nivel, que haya acuerdos y no imposiciones, y que las inversiones de la administración central sean consideradas una contribución al crecimiento y al bienestar social y no una dádiva.

Atlántico y Santander definieron su futuro desde el Plan de Desarrollo. Entendieron los gobernadores que este era el instrumento que les marcaba la ruta de su gobierno. No hicieron un documento por cumplir con una formalidad legal, sino que se dedicaron a planear para poder ejecutar responsablemente. Hoy están recogiendo los frutos.

Son palpables los avances que se han obtenido en estos dos departamentos en disminución de pobreza y miseria, al punto de que la cooperación internacional se suma a sus iniciativas para mejorar el perfil productivo de los municipios, lo que conlleva grandes beneficios para la gente.

Los ciudadanos de estos territorios no se equivocaron al escoger a sus gobernantes. Lo hicieron con responsabilidad cívica. Entendieron que un buen Gobernador es capaz de jalonar nuevos procesos, liderar iniciativas innovadoras y conducir a los habitantes hacia mejores escenarios de bienestar.

Conscientes de todo lo bueno que está pasando en Atlántico y Santander, pero también en Nariño y Cundinamarca, tenemos que admitir que en Risaralda vamos en contravía de ellos. Algún día volveremos a tener un buen Gobernador. No perdamos las esperanzas.

sábado, 8 de mayo de 2010

LA GENTE ESTABA BUSCANDO UN LÍDER MORAL Y ENCONTRÓ A MOCKUS


El uribismo, elevado a la categoría de amo absoluto del devenir político colombiano, consideró que los monumentales escándalos de corrupción en el gobierno no tendrían ningún impacto entre la sociedad colombiana, y que el Presidente y su séquito podían seguir caminando incólumes por todo el territorio nacional.

Cuando todo hacía pensar que Colombia se conformaría con seguir trasegando el camino tortuoso de la corrupción y que sólo se escucharía el discurso de la seguridad democrática, cuyos resultados están siendo seriamente cuestionados, apareció incontenible e impetuosa una multitud de ciudadanos que está en favor de un cambio de paradigma en el manejo del Estado.

Hasta hace 45 días Santos se mantenía imperturbable en la cumbre de las encuestas. Nadie ponía en duda su triunfo. Ya caminaba y hablaba como Presidente de la República. Pero todo este escenario se le vino abajo con la irrupción de un gigantesco movimiento cuyo discurso sustancialmente se basa en la legalidad, la decencia y la transparencia.

El uribismo nunca contempló que una propuesta apalancada en la moral pública sería el antídoto para despertar a millones de colombianos que estaban embrujados por un supuesto estado de seguridad y tranquilidad, que se convirtió en el manto que ocultaba las peores y más corruptas prácticas que el país recuerde en su historia reciente.

La foto del exministro Arias y el Ministro Fernández, sonrientes y desafiantes, luego del debate en el Congreso sobre Agro Ingreso Seguro, que fue ampliamente ganado por la aplanadora uribista; el beneficio de los hijos del Presidente con las zonas francas; las chuzadas del DAS; el asesinato de miles de personas por agentes pertenecientes al Estado; la liberación de militares inculpados por los mal llamados “falsos positivos”; las maniobras para no permitir que se descubriera la verdad sobre las comisiones para la compra de equipo militar; el proceso ilícito de financiación de la recolección de firmas para el Referendo reeleccionista; el pago a congresistas para votar la primera reelección; la manipulación gubernamental para asegurarse la segunda reelección; decenas de políticos afines al gobierno juzgados por paramilitarismo; la creación del PIN; y el convertir los salones de la Casa de Nariño en tertuliadero de criminales, son apenas algunas de las razones para que los electores estén asqueados y quieran un cambio.

Los ciudadanos empezaron a pensar en alguien que pudiera dirigir una revolución ética y fuera capaz de llevar al país a un sitial que ofreciera más dignidad y transparencia. Y frente a ellos apareció Mockus, quien venía defendiendo un discurso basado en su experiencia y en sus resultados, que precisamente se caracterizan por defender los recursos públicos y por tratar de proteger la vida de la gente.

Antanas Mockus se erige como ganador de todas las encuestas que se realizan sobre preferencia electoral para Presidente de la República, tanto en primera como en segunda vuelta. En unas aventaja a Santos por 4 puntos y en otras por 12. Estos resultados averiaron la estrategia electoral de Santos, que no tuvo otra alternativa, ante el fracaso inminente, que contratar a JJ Rendón, un experto en publicidad negra, con el fin de tratar de desprestigiar a sus contendores, tal como ocurrió hace cuatro años cuando este personaje venezolano trabajaba para el partido de la U y fue declarado persona no grata por el Congreso.

Es evidente que un ciclón de color verde está a punto de destruir el horrendo sistema político que se entronizó en la democracia colombiana durante los últimos ocho años.