Horacio
Serpa Uribe acaba de concluir su periodo como Senador en representación del
Partido Liberal. Llegó a esa posición en 2014 con el propósito de respaldar
desde el legislativo los esfuerzos de paz que venía desarrollando el presidente
Santos y que concluyeron, afortunadamente, con la firma del Acuerdo de La
Habana.
La
experiencia de Serpa fue puesta al servicio de la paz en el Congreso, liderando
los proyectos más importantes para asegurar la implementación del Acuerdo. Fue
ponente de varias leyes que hoy permiten que quienes habían estado alzados en
armas estén sometidos a la legalidad institucionalidad y sean parte del debate
democrático.
Son
también muy recordados sus debates de control político sobre la salud. De
manera reiterada, expresó en la comisión primera y en el pleno del Senado, sus
preocupaciones por el inadecuado manejo que se le daba a la salud en Colombia.
Sus debates permitieron develar, por ejemplo, los desacertados manejos en
Caprecom y CafeSalud, lo que obligó al gobierno a proceder a su liquidación.
Además,
fue un crítico severo de las improvisaciones técnicas y administrativas de la Superintendencia
de Salud, que no actuó con premura y contundencia frente a los desafueros de
varias EPS, que han venido desarrollando sus actividades en contra del interés
general por una salud universal de calidad. Uno de sus debates contribuyó a que
la Procuraduría separara del cargo al Superintendente en ejercicio.
Un
tema que lo sigue preocupando es la incapacidad del Estado para enfrentar con
acierto la lucha contra la pobreza en territorios como Chocó, Guajira, Cauca y
Sucre, entre otros, donde esta calamitosa situación se acerca al 50% y en los
que la miseria triplica el promedio nacional. Sus debates fueron certeros y
pusieron sobre el tapete cifras y situaciones dramáticas, que son ocultadas por
los promedios estadísticos, que usan eficientemente los tecnócratas.
Serpa
no cesó tampoco de fustigar las decisiones tomadas por Ecopetrol en contra de los
barranqueños, a quienes esta empresa de hidrocarburos ilusionó con anuncios
sobre la remodelación y ampliación de la Refinería, donde presuntamente se iban
a invertir alrededor de 3.000 millones de dólares, lo que generó expectativas
que se fueron a tierra, cuando se echaron para atrás esos planes y dejaron en
la quiebra a miles de personas que habían trabajado en pro de proyectos
productivos y comerciales en Barrancabermeja y sus alrededores.
Ecopetrol
también fue blanco de sus cuestionamientos por las evidentes fallas técnicas en
la exploración, explotación y cierre de operaciones petroleras en varias
regiones, lo que genera permanentes derrames del crudo, con efectos catastróficos
para el medio ambiente y para el sustento económico de miles de familias. El
caso del pozo Lizama 158 fue un detonante, que gracias a un debate que propició
en el Congreso, hizo que se acordaran entre esta empresa y las autoridades de
control y vigilancia, planes para evitar que las malas prácticas petroleras
siguieran siendo el pan de cada día en gran parte del país.
El
senador Serpa se marcha del Congreso, pero no de la política. Él hará falta
para ponerle sindéresis a los debates políticos. Sin embargo, seguirá participando
del diálogo nacional y buscando, entre otros propósitos, que el liberalismo
logre retomar su verdadero y esencial rumbo ideológico: ser la vanguardia
democrática que propugne por los derechos de los más desamparados y lidere las
transformaciones sociales que son tan necesarias para que Colombia pueda vivir
una paz duradera.
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