jueves, 17 de mayo de 2018

EL CAMINO ES DE LA CALLE


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Humberto de La Calle ha demostrado con creces a lo largo de su vida, y en especial en esta coyuntura electoral, que es un hombre con sobrados méritos para ejercer la presidencia de Colombia.

Existe coincidencia en el país de que él es el mejor candidato para Presidente. Tiene las ideas más claras sobre lo que debe ser el papel del Estado para enfrentar problemas tan críticos como la pobreza, la miseria y la exclusión que viven 13 millones de colombianos.

Tiene fundamentos muy precisos sobre cómo debe ser el comportamiento de la economía y la manera cómo esta debe propiciar el crecimiento, el desarrollo y la equidad en la distribución de la riqueza.

No ha caído en la trampa de hacer promesas que de antemano se sabe que no se pueden cumplir, como esas de bajar los impuestos, aumentar desmesuradamente los salarios, no tocar el sistema pensional y erradicar la explotación de hidrocarburos. Estos son temas muy taquilleros para conseguir votos y enamorar incautos, pero son los que ayudan a ahondar el menosprecio de las gentes por la política y los políticos en el momento en que se sienten engañadas.

De La Calle, como ninguno otro, tiene el tacto y la habilidad política para construir consensos. No en vano ha guiado, en representación del gobierno, los dos procesos más importantes de los últimos treinta años: La formulación y aprobación de la Constitución Política de 1991 y el Acuerdo de La Habana que permitió la desmovilización de miles de guerrilleros y la inclusión de las FARC al escenario político nacional.

El candidato liberal se merece una mejor suerte en el actual proceso electoral, porque es quien más le conviene al país. Infortunadamente, los ciudadanos hemos caído en una polarización extrema, que ha cegado la capacidad de raciocinio político de millones de personas, que con una pasión insana andan metiéndole leña al fuego y tratando, cada quien por su lado, de incendiar a Colombia y no dejarla vivir en paz y tranquilidad.

Estamos en la recta final de las elecciones presidenciales. Es tiempo de que cada quien haga una reflexión íntima de lo que es bueno para el bienestar general y sopese a cada candidato, dejando de lado las pasiones insanas y haciéndole el quite a la manipulación de la información y a las noticias falsas que abundan en las redes sociales.

Yo hice mi ejercicio. Me despoje de prejuicios y concluí que Humberto De La Calle representa los ideales de un mejor país. Es una figura tranquila, responsable, cauta, reposada e inteligente para intentar recuperar a Colombia de la profunda crisis por la que atraviesa, especialmente aquella relacionada con la pérdida de los valores esenciales que contribuyen a construir una mejor sociedad: la tolerancia y el respeto.

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