viernes, 11 de febrero de 2011

Risaralda está sitiada por la pobreza


He venido escuchando con atención las propuestas de los candidatos a la Gobernación de Risaralda y sólo me ha llamado la atención la de Alberto Arias Dávila, porque no está anclada en el eterno discurso de ofrecerles a los electores ríos de miel y leche, cuando la realidad muestra que no es posible cumplir tanta promesa.

Arias Dávila ha mostrado un diagnóstico muy preciso de la situación social y económica del departamento. Son heridas profundas, que se evidencian en la desigualdad, la pobreza, la miseria, la exclusión, la violencia, el desempleo, la enfermedad, la desnutrición y la desesperanza.

Cuando uno se para al frente de la tabla de indicadores que exhibe el candidato liberal a la Gobernación de Risaralda, ve desnuda la realidad lacerante de un departamento que hace apenas diez años tenía indicadores que eran la envidia de casi todo el país.

En 2002 Risaralda presentaba un nivel de pobreza por ingreso de 48,8%, inferior en 5 puntos porcentuales al promedio nacional. En 2009, la pobreza había disminuido en el departamento al 45,3%, mientras que la de Colombia descendió hasta el 45,5%, lo cual indica que el país en general enfrentó con mayor eficacia el problema durante la primera década del siglo XXI.

En cuanto a la miseria, Risaralda en 2002 tenía un nivel de 11,7%, lo que representaba 8 puntos porcentuales menos que el promedio colombiano. Al finalizar 2009, el índice de miseria en el departamento aumento al 11,8% y ahora la diferencia frente al país es de sólo 4,6 puntos, lo que demuestra el fracaso de la política pública contra la pobreza extrema a nivel local.

La desnutrición en Risaralda golpea con especial fuerza a los niños menores de cinco años, de los cuales el 4,6% presenta índices de desnutrición global y el 6,6% de desnutrición crónica. Y la acción gubernamental sólo se ha concentrado en unos mercaditos sociales que se entregan cada mes por un valor de cuatro dólares.

El departamento debería examinarse en el campo de la educación, donde los niveles de calidad no son los aceptables para promover proyectos futuros de competitividad y, además, lanzar una estrategia envolvente para aumentar la cobertura en educación media, la cual apenas sí está llegando al 79%.

Y como si esto fuera poco, las coberturas de vacunación en triple viral y en DPT, están por debajo del 84%, lo que pone a los niños en riesgo de contraer enfermedades, que les restarán posibilidades físicas y capacidades sicológicas.

Y no deja de aterrar que la razón de mortalidad materna en Risaralda sea del 92,4 por cien mil nacidos vivos, casi el doble del promedio nacional que es de 59 por cien mil nacidos vivos, a pesar de la amplia cobertura que se ofrece en el sistema de salud, pero que demuestra su ineficiencia en el diagnóstico y en la atención a las pacientes.

Las propuestas de Alberto Arias para solucionar estas y otras terribles iniquidades, se concentran en el desarrollo económico local, en la eficiencia administrativa, en un programa de reconstrucción social y física del departamento y en unas estrategias de reconciliación y recuperación de la confianza en las instituciones públicas. Y lo más importante, involucran a la comunidad en la concertación de una hoja de ruta que ponga a Risaralda nuevamente en el camino del progreso y el desarrollo.

4 comentarios:

Ignacio Vélez dijo...

A esta situación de crisis en la primera década del siglo XXI nos han llevado dos gobernadores conservsadores y uno que tuvo el aval liberal, pero que realmente perteneciò al conservatismo cuando fue médico en El Aguila - Valle.

Anónimo dijo...
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hernan dijo...

Risaralda y su entorno geografico requiere un cambio politico El Dr Alberto Arias Davila es la persona mas indicada a regir los distinos del Departamento por su experiencia y conocimiento global de un Risaralda campesino y un Risaralda Urbano proyectado a la equidad social-ambiental antropica dirigida ala costrucion social equitativa del dpto de Risaralda
Atte hervime

Cristian dijo...

ojala y la intencion de Humberto al escribir sobre este candidato, sea solo la de dar su opinion de manera libre y autonoma y no llevada por "favores"