domingo, 8 de marzo de 2009

NUNCA ESTUVIMOS BLINDADOS

El discurso oficial nos habló durante meses que la economía colombiana estaba blindada. El tono del discurso era convincente. La gesticulación de los funcionarios generaba confianza. Nos dijeron que la economía seguiría creciendo, que los bancos estaban boyantes, que el agro era muy productivo, que el desempleo estaba controlado, que el comercio exterior presentaba buenas expectativas, que la industria se mantenía altiva, que los inversionistas extranjeros estaban haciendo cola para poner su dinero aquí y que el comercio interno era dinámico. Nada de qué preocuparse.
Los medios de comunicación fueron especialmente receptivos al mensaje oficial y reiteraron, como para que nadie dudara, que nuestra economía estaba blindada. Incluso, se trató de vender la idea de que el blindaje era Reactivo, o sea, con la capacidad de destruir cualquier amenaza externa apenas intentara tocar nuestra realidad. Eso quería decir que la crisis de consumo de los norteamericanos no le generaría ningún rasguño a la industria cafetera, carbonífera y floricultora, y que a pesar del bajonazo del precio del petróleo seguiríamos vendiendo como si nada nuestros productos a los venezolanos.
Algunos hablaron del blindaje como un filme de seguridad, a través del cual podíamos mirar los sucesos externos sin preocuparnos de que ellos nos afectarían, por lo que la quiebra de la industria automotriz gringa y la agonía de los bancos y del sector asegurador, nos pareció un espectáculo lejano.
Pero el blindaje al cual apelaron desde la oficialidad fue el de Nivel RB V. Con él, los efectos de la quiebra financiera, de la crisis bursátil, del desempleo a nivel global y de las políticas proteccionistas que se extendían por todo el mundo, no traspasarían nuestras fronteras y aquí podríamos gozar de un oasis único y disfrutaríamos de los buenos resultados de la política fiscal y monetaria, que se erigirían como ejemplos mundiales y mostrarían cómo un país marginal sí era capaz de mantenerse incólume ante un desastre económico universal. Veríamos en vivo y en directo el desplome de las grandes naciones, mientras disfrutaríamos de nuestra prosperidad.
Sin embargo, un día cualquiera, el blindaje se rompió. Nuestro casco saltó en pedazos y la proa hizo agua. La embarcación en que nos habían montado ya no estaba protegida. La voz de alerta sobre la crisis la dio el vocero de los industriales, que de esta manera confirmó lo que ya muchos habían empezado a observar a través de las hendijas que se abrían sobre la estructura, pero que el gobierno resanaba de vez en vez.
Los medios, voceros oficiosos del discurso del blindaje, cambiaron el tono, y empezaron a contar que la industria había caído en un 10%; que el comercio estaba lejos de las ventas de años anterior; que el desempleo había sobrepasado las peores expectativas y podría llegar al 19%; que los floricultores no habían tenido un buen Día de San Valentín; que las automotrices colombianas se habían contagiado de los mismos males que General Motor y Chrysler; que la cartera morosa se había duplicado; que la inflación estaba cediendo porque no había suficientes compradores, o porque los compradores estaban comprando cada vez menos; que la construcción se había frenado y que muchas viviendas, locales y bodegas no se habían podido negociar; que inversionistas internacionales se estaban retirando del mercado nacional; que el IGBV se mantenía a la baja y que las transacciones en Bolsa alcanzaban unas cifras ridículas; que los $55 billones anunciados como Plan de Choque por Planeación se volvieron un “rey burlas”; que la cosecha cafetera bajaría; que los departamentos afectados por las Pirámides se seguirán sumiendo en la pobreza.
En fin, ahora estamos ante un discurso apocalíptico. Que nos muestra que nunca estuvimos blindados. Que somos blanco fácil de los acontecimientos mundiales. Que estaremos afectados por un menor crecimiento económico, con un aumento sustancial del número de pobres y con un paro laboral bastante pronunciado, que hará que perdamos en los próximos dos años gran parte de lo que se había ganado en el pasado reciente. Y que nos demuestra que hubo irresponsabilidad en la orientación de la política económica del país.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Plenamente de acuerdo con su análisis. Aquí en el regimen uribistas nos mantienen engañados. Mire este artículo que publica Portafolio http://www.portafolio.com.co/economia/economiahoy/2009-03-09/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR_PORTA-4864652.html
Gracias

Anónimo dijo...

Hola humbero, me gustó mucho este artículo.

Anónimo dijo...

Doctor Humberto Tobon. Gracasi por compartirme este excelente artículo; comparto plenamente sus
reflexiones.

Anónimo dijo...

Mil gracias
Que buen artículo

Anónimo dijo...

Un análisis muy estremecedor, dr. Tobón, y esto lo que hace es ponerlo a uno con los pelos de punta.

Anónimo dijo...

Humberto, asi son los politicos, nunca cumplen lo que prometen, lo unico que les funciona son los "presupuestos" , quiero decir, presupuestan "lo que se robaran el proximo año".....

Anónimo dijo...

Que buen articulo. Felicitaciones

Anónimo dijo...

Con toda seguridad don Humberto, la economía se va a quebrar. Nosotros no somos tan potentes para resistir la crisis mundial. Aquí al crisis será por el lado del consumo y eso será la hecatombe. Un atento saludo.

Anónimo dijo...

Magnífico el artículo. Las alarmas se han encendido. Expertos y analistas, con compromiso patriótico, debieran liderar un movimiento tendiente a dar un vuelco total a la política económica del gobierno, que ha demostrado estar equivocada en el tiempo. Adelantarse a los acontecimientos y retirar el TLC con USA y suspenderlo con la UE. Volver a la integración regional y profundizar en una acción bilateral con Venezuela que los lleve a un mercado único y a una industrialización conjunta. Y sin verguenza, como lo ha hecho hasta Sarkozy, hablar de un proteccionismo temporal mientras pasan los 5 años que durarán los efectos de la crisis mundial. Son medidas radicales necesarias si no se quiere llegar a la depresión económica mas grande que haya tenido Colombia. Lo mas urgente, aunque difícil, la integración comercial con Venezuela, que mantendrá vivo el sector productivo industrial, garantizando tasas de empleo satisfactorias y generación de riqueza. Si no se hace un cambio radical iremos al desastre económico y social, con la única ventaja para muchos, de que Uribe o su movimiento, caerán en las próximas elecciones.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Como dicen en Ingles: I beg to dissagree. El encierro es el camino mas corto para la catastrofe, como se ha demostrado en todos los episodios de crisis desde 1929.

Afortunadamente el G20, al menos de dientes para afuera, se quiere comprometer a mantener abierta la economia mundial.

Cordialmente,

Anónimo dijo...

Una opinión!!!
Me pareció excelente su columna, seria y crítica, escrita en un lenguaje adecuado que la hace comprensible para todos. Pero la conclusión me desconcertó un poco, porque lo que todo este fenómeno refleja va mucho más allá de la irresponsabilidad en el manejo de la economía del país. Creo que usted -que lo hace tan bien- debería profundizar en el análisis de la interdependencia entre nuestra economía y la del resto del mundo para demostrar que los blindajes son imposibles y que la vulnerabilidad de economías como la colombiana es enorme
Cordial saludo de una colega

Anónimo dijo...

Muchas gracias por haberme compartido esta información.

Anónimo dijo...

Excelente. y la guerra??? que papel juega...

Anónimo dijo...

GRACIAS HUMBERTO. YA ESTA PUBLICADO EN www.ecociudadanocolombia.blogspot.com