martes, 3 de agosto de 2010

RODRIGO RIVERA Y UN RETO MONUMENTAL

La designación de Rodrigo Rivera como Ministro de Defensa es un nuevo peldaño en la carrera política de este abogado pereirano, cuya mayor aspiración es ser Presidente de Colombia. Esto lo tiene claro desde finales de la década de los años setenta, cuando caminaba como estudiante primíparo los pasillos del desvencijado edificio de la facultad de Derecho de la Universidad Libre. Y muy seguramente alcanzará su propósito, porque es inteligente, se mueve con habilidad en el fangoso mundo de la política, sabe tejer alianzas y aun no lo agobia el peso de los años.

Rivera asume la responsabilidad de mantener vigente en la opinión pública la sensación de seguridad, que de manera muy eficaz promovió el gobierno de Álvaro Uribe. Pero su reto seguramente irá más allá, porque el objetivo no es crear sensaciones mediáticas con base en algunos triunfos puntuales e inobjetables, sino derrotar a las fuerzas terroristas de manera definitiva.

Además del triunfo militar que esperamos los colombianos sobre los grupos guerrilleros y paramilitares, unidos por el cordón umbilical de los dineros del narcotráfico y el secuestro, Rivera tendrá que orientar parte de sus esfuerzos a contribuir en la búsqueda de caminos de paz y para ello no podrá cerrar ningún espacio posible, incluyendo el del diálogo.

Un tema que requerirá de su inteligencia y sagacidad es la promoción de los derechos humanos entre las filas de las distintas Fuerzas, porque los casos de los asesinatos cometidos por agentes del Estado, eufemísticamente llamados “Falsos Positivos”, se convirtieron en una mancha vergonzosa, que como una sombra perseguirá por siempre el legado del presidente Uribe Vélez.

Estos acontecimientos horrendos, que no han sido medidos por nosotros en su justa dimensión, irán adquirieron con el paso de los años su verdadera transcendencia política y jurídica, tal como ocurre hoy con los desaparecidos del Palacio de Justicia hace 25 años y la criminal alianza entre paramilitares, políticos, funcionarios públicos y empresarios desde la década del ochenta.

Si Rodrigo Rivera logra que los militares y policías sean servidores fieles del Estado y combatientes dignos, habrá logrado un triunfo portentoso en su labor ministerial.

Sus retos en la cartera de Defensa pasan también por implantar un modelo gerencial que impida a toda costa que se consoliden los lunares de la corrupción entre ciertos sectores de las Fuerzas Armadas.

Los alcances de este encargo político para Rodrigo Rivera son inmensos. Tiene en esta ocasión, luego de casi cinco lustros de brillante carrera política, la posibilidad de demostrar que es un gerente público eficaz y que la nación colombiana tiene en él una de sus principales reservas morales y políticas para el futuro.

2 comentarios:

MARTHA L OCAMPO dijo...

que chevere y que orgullo con este pereirano, como ministro de defensa,felicidades,

Carlos Zuluaga Pardo, Barranquilla Atlantico dijo...

Humberto, Rodrigo Rivera es un Hombre al que le sobra la capacidad y la humildad, como lo has dicho, es una de las figuras reservas de la moral y la ética, esperemos que marche a buen ritmo en el Ministerio para que se convierta en una opción de poder para los Colombianos!!!