El uribismo, elevado a la categoría de amo absoluto del devenir político colombiano, consideró que los monumentales escándalos de corrupción en el gobierno no tendrían ningún impacto entre la sociedad colombiana, y que el Presidente y su séquito podían seguir caminando incólumes por todo el territorio nacional.
Cuando todo hacía pensar que Colombia se conformaría con seguir trasegando el camino tortuoso de la corrupción y que sólo se escucharía el discurso de la seguridad democrática, cuyos resultados están siendo seriamente cuestionados, apareció incontenible e impetuosa una multitud de ciudadanos que está en favor de un cambio de paradigma en el manejo del Estado.
Hasta hace 45 días Santos se mantenía imperturbable en la cumbre de las encuestas. Nadie ponía en duda su triunfo. Ya caminaba y hablaba como Presidente de la República. Pero todo este escenario se le vino abajo con la irrupción de un gigantesco movimiento cuyo discurso sustancialmente se basa en la legalidad, la decencia y la transparencia.
El uribismo nunca contempló que una propuesta apalancada en la moral pública sería el antídoto para despertar a millones de colombianos que estaban embrujados por un supuesto estado de seguridad y tranquilidad, que se convirtió en el manto que ocultaba las peores y más corruptas prácticas que el país recuerde en su historia reciente.
La foto del exministro Arias y el Ministro Fernández, sonrientes y desafiantes, luego del debate en el Congreso sobre Agro Ingreso Seguro, que fue ampliamente ganado por la aplanadora uribista; el beneficio de los hijos del Presidente con las zonas francas; las chuzadas del DAS; el asesinato de miles de personas por agentes pertenecientes al Estado; la liberación de militares inculpados por los mal llamados “falsos positivos”; las maniobras para no permitir que se descubriera la verdad sobre las comisiones para la compra de equipo militar; el proceso ilícito de financiación de la recolección de firmas para el Referendo reeleccionista; el pago a congresistas para votar la primera reelección; la manipulación gubernamental para asegurarse la segunda reelección; decenas de políticos afines al gobierno juzgados por paramilitarismo; la creación del PIN; y el convertir los salones de la Casa de Nariño en tertuliadero de criminales, son apenas algunas de las razones para que los electores estén asqueados y quieran un cambio.
Los ciudadanos empezaron a pensar en alguien que pudiera dirigir una revolución ética y fuera capaz de llevar al país a un sitial que ofreciera más dignidad y transparencia. Y frente a ellos apareció Mockus, quien venía defendiendo un discurso basado en su experiencia y en sus resultados, que precisamente se caracterizan por defender los recursos públicos y por tratar de proteger la vida de la gente.
Antanas Mockus se erige como ganador de todas las encuestas que se realizan sobre preferencia electoral para Presidente de la República, tanto en primera como en segunda vuelta. En unas aventaja a Santos por 4 puntos y en otras por 12. Estos resultados averiaron la estrategia electoral de Santos, que no tuvo otra alternativa, ante el fracaso inminente, que contratar a JJ Rendón, un experto en publicidad negra, con el fin de tratar de desprestigiar a sus contendores, tal como ocurrió hace cuatro años cuando este personaje venezolano trabajaba para el partido de la U y fue declarado persona no grata por el Congreso.
Es evidente que un ciclón de color verde está a punto de destruir el horrendo sistema político que se entronizó en la democracia colombiana durante los últimos ocho años.
Cuando todo hacía pensar que Colombia se conformaría con seguir trasegando el camino tortuoso de la corrupción y que sólo se escucharía el discurso de la seguridad democrática, cuyos resultados están siendo seriamente cuestionados, apareció incontenible e impetuosa una multitud de ciudadanos que está en favor de un cambio de paradigma en el manejo del Estado.
Hasta hace 45 días Santos se mantenía imperturbable en la cumbre de las encuestas. Nadie ponía en duda su triunfo. Ya caminaba y hablaba como Presidente de la República. Pero todo este escenario se le vino abajo con la irrupción de un gigantesco movimiento cuyo discurso sustancialmente se basa en la legalidad, la decencia y la transparencia.
El uribismo nunca contempló que una propuesta apalancada en la moral pública sería el antídoto para despertar a millones de colombianos que estaban embrujados por un supuesto estado de seguridad y tranquilidad, que se convirtió en el manto que ocultaba las peores y más corruptas prácticas que el país recuerde en su historia reciente.
La foto del exministro Arias y el Ministro Fernández, sonrientes y desafiantes, luego del debate en el Congreso sobre Agro Ingreso Seguro, que fue ampliamente ganado por la aplanadora uribista; el beneficio de los hijos del Presidente con las zonas francas; las chuzadas del DAS; el asesinato de miles de personas por agentes pertenecientes al Estado; la liberación de militares inculpados por los mal llamados “falsos positivos”; las maniobras para no permitir que se descubriera la verdad sobre las comisiones para la compra de equipo militar; el proceso ilícito de financiación de la recolección de firmas para el Referendo reeleccionista; el pago a congresistas para votar la primera reelección; la manipulación gubernamental para asegurarse la segunda reelección; decenas de políticos afines al gobierno juzgados por paramilitarismo; la creación del PIN; y el convertir los salones de la Casa de Nariño en tertuliadero de criminales, son apenas algunas de las razones para que los electores estén asqueados y quieran un cambio.
Los ciudadanos empezaron a pensar en alguien que pudiera dirigir una revolución ética y fuera capaz de llevar al país a un sitial que ofreciera más dignidad y transparencia. Y frente a ellos apareció Mockus, quien venía defendiendo un discurso basado en su experiencia y en sus resultados, que precisamente se caracterizan por defender los recursos públicos y por tratar de proteger la vida de la gente.
Antanas Mockus se erige como ganador de todas las encuestas que se realizan sobre preferencia electoral para Presidente de la República, tanto en primera como en segunda vuelta. En unas aventaja a Santos por 4 puntos y en otras por 12. Estos resultados averiaron la estrategia electoral de Santos, que no tuvo otra alternativa, ante el fracaso inminente, que contratar a JJ Rendón, un experto en publicidad negra, con el fin de tratar de desprestigiar a sus contendores, tal como ocurrió hace cuatro años cuando este personaje venezolano trabajaba para el partido de la U y fue declarado persona no grata por el Congreso.
Es evidente que un ciclón de color verde está a punto de destruir el horrendo sistema político que se entronizó en la democracia colombiana durante los últimos ocho años.
6 comentarios:
Felicitaciones todo esta claro así es, pero lo increíble es que siempre nos han tratado como ignorantes y estábamos la mayoría esperando un líder que perteneciera a ese tipo de comportamiento y visión que nos identifica la legalidad los valores la humildad el empuje ya que estamos aletargados por esa maquinaria inmisericorde.
Me encanta su descripción detallada de lo que nuestro "AMADO" presiente le hizo al país y que ahora tenemos la gran oportunidad de cambiar. Definitivamente MOCKUS PRESIDENTE
La historia nos va a moler a los colombianos de esta generación por haber permitido que una persona tan mala como Uribe hubiese sido capaz de arrodillar a todo el país con un discurso tan increiblemente pérfido. Gracias por el comentario dr. Tobón.
EXCELENTE.
ADEMÁS MOKUS SE BAJÓ LOS PANTALONES PARA DEMOSTRAR QUE NO TIENE RABO DE PAJA,
UN ABRAZO
Qué buen resumen. ¿No faltaron los decretos de emergencia?, que nos obligaban a pagar con nuestros propios recursos o las cesantías las cirugías o medicina extra. Fue un detonante mayor. Siga por allí a asalvar la NACIÓN
HOla Humberto:
Un amigo me hizo llegar tu excelente escrito. Felicitaciones por la intención y el logro. Me parece que refleja con precisión la realidad política actual. Esperemos que, como decía el poeta Zalamea .... crece.... y crece ... y crece la AUDIENCIA (verde). Un especial saludo clorofílico.
Publicar un comentario