Ganó el
candidato Carlos Alberto Maya, que fue el que dijo el alcalde Juan Pablo Gallo.
Para lograrlo tuvieron que firmar 4.300 contratos de prestación de servicios en
la Alcaldía de Pereira, por un valor de $140.000 millones, de los cuales 1.900
son los autodenominados por los “gallistas”
como “contratos basura”.
Para
asegurar el triunfo, Gallo ordenó la instalación de un software que garantizaba
la adhesión de los contratistas y sus referidos, cuya existencia fue denunciada
por un portal web nacional y una organización internacional de defensa de la
protección de datos.
Para no
correr muchos riesgos electorales, personalmente Gallo inquiría a los contratistas
para que se mantuvieran firmes en la causa de elegir un diputado, varios
concejales, el candidato a gobernador Diego Naranjo y a su preferido, Carlos
Maya, para la Alcaldía. Una denuncia en torno a esta situación, tramitada por
dos periodistas nacionales de Caracol y La W, hizo que el Procurador General
suspendiera por tres meses al alcalde, por cometer presuntamente dos delitos:
participación en política y constreñimiento al elector.
“El que dijo Gallo”, sí ganó. Pero para esto tuvo que
inundar toda la ciudad de publicidad, violando las normas legales sobre el
asunto. Además de gastarse miles de millones de pesos pagando un ejército de
personas que recorrían diariamente la ciudad promocionando a Maya como el “Nuevo Gallo”. Nunca nadie dijo de dónde
provino tanto dinero.
Entre tanto,
Gallo y su esposa (quien usa bienes públicos), lideraban, sin vergüenza alguna
por la violación de las reglas sobre no participación en política, una campaña
mediática y virtual en favor de Maya, que horrorizó incluso a los más “gallistas” (como el exalcalde Álvaro
Ramírez), que nunca habían asistido a un espectáculo tan denigrante de la
acción proselitista desde la Alcaldía.
Gallo
cumplió su palabra. Hizo elegir al que él dijo. Mantuvo la relación con los
hermanos Merheg, jefes indiscutidos del Partido Conservador. Aun así, los
números no cuadraban. Entonces llamó a los partidos que hace cuatro años no lo
acompañaron: Partido de La U (Con el exalcalde Vásquez y el exsenador Soto,
quienes públicamente anunciaron su voto por Maya), Cambio Radical y Mira y
conformó una poderosa máquina electoral, que complementaron con agrupaciones
cristianas unidas en torno a Colombia Libres Justa y Colombia Renaciente.
A esta poderosa
alianza, le agregaron el apoyo de la mayoría de los medios de comunicación
tradicionales y alternativos, al punto que el único periódico diario que
circula en Pereira pregonaba en todas las noticias políticas que "Cuando se vota por Maya, la que gana es la ciudad".
Y se llegó
al día de las elecciones. “El que dijo
Gallo, ganó”. Pero fue una victoria pírrica. Los candidatos al Concejo de
Pereira de los siete partidos que respaldaron a Maya sumaron 118.180 votos. Pero
por Maya apenas votaron 60.500 personas, cinco mil votos más que Mauricio
Salazar, su más enconado contendor. Fueron 66.000 votos menos los que obtuvo
Maya frente a los logrados por Gallo hace cuatro años, a pesar de que este
decía que todos esos votos eran de él.
La victoria
de Maya develó la realidad de un alcalde que se ha mantenido en la cumbre de la
opinión pública, gracias a su habilidad para comunicar a través de las redes
virtuales, pero que fue incapaz de liderar un proceso de inclusión social, lo
que se evidencia en el rezago continuo, durante su mandato, de la casi
totalidad de indicadores de desarrollo humano.
La gente de
los barrios más pobres castigó la indiferencia del alcalde Gallo para con
ellos: calles rotas, ausencia de alumbrado público, inseguridad galopante y pobreza
creciente. La gente de estos sectores marginales buscó otras alternativas
políticas, pues entienden que con Maya como alcalde la inversión se seguirá
concentrando en aquellos espacios donde la imagen de la selfie tenga un mejor
encuadre, un fondo más atractivo y personas con la capacidad de difundir con
mayor eficacia los logros del gobierno.
Entonces, ¿quiénes votaron por Maya? La respuesta
está en la poderosa maquinaria electoral desplegada por el alcalde Gallo
(anunciada con antelación por el exalcalde Ernesto Zuluaga), basada en
funcionarios y contratistas de la Alcaldía y en sus referidos. Algunos votaron
con pasión por el aspirante, pero otros, la mayoría, lo hicieron por temor o
por la necesidad de que su contrato, así fuera un “contrato basura”, le fuera
renovado en el nuevo periodo de gobierno. Ah, además, mucha gente de los
estratos altos cambio, al final, su voto en favor de Maya, con el argumento de que “tenemos miedo de que llegue Salazar, no
tanto por él, como por su esposa María Irma, que será la que va a gobernar”.
A partir del
primero de enero Pereira tendrá a Carlos Maya como Alcalde, que contará a su
favor con una fuerte coalición política en el Concejo; pero en contra enfrentará
la sombra de Gallo, las decenas de denuncias y demandas que tendrá que atender
y que ya están en proceso de investigación, y la presión de miles de
contratistas que reclamarán su derecho a tener una vinculación con el gobierno
del MAS.
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