domingo, 10 de noviembre de 2019

GANÓ EL QUE DIJO GALLO. ¿PERO A QUÉ PRECIO?


Ganó el candidato Carlos Alberto Maya, que fue el que dijo el alcalde Juan Pablo Gallo. Para lograrlo tuvieron que firmar 4.300 contratos de prestación de servicios en la Alcaldía de Pereira, por un valor de $140.000 millones, de los cuales 1.900 son los autodenominados por los “gallistas” como “contratos basura”.

Para asegurar el triunfo, Gallo ordenó la instalación de un software que garantizaba la adhesión de los contratistas y sus referidos, cuya existencia fue denunciada por un portal web nacional y una organización internacional de defensa de la protección de datos.

Para no correr muchos riesgos electorales, personalmente Gallo inquiría a los contratistas para que se mantuvieran firmes en la causa de elegir un diputado, varios concejales, el candidato a gobernador Diego Naranjo y a su preferido, Carlos Maya, para la Alcaldía. Una denuncia en torno a esta situación, tramitada por dos periodistas nacionales de Caracol y La W, hizo que el Procurador General suspendiera por tres meses al alcalde, por cometer presuntamente dos delitos: participación en política y constreñimiento al elector.

“El que dijo Gallo”, sí ganó. Pero para esto tuvo que inundar toda la ciudad de publicidad, violando las normas legales sobre el asunto. Además de gastarse miles de millones de pesos pagando un ejército de personas que recorrían diariamente la ciudad promocionando a Maya como el “Nuevo Gallo”. Nunca nadie dijo de dónde provino tanto dinero.

Entre tanto, Gallo y su esposa (quien usa bienes públicos), lideraban, sin vergüenza alguna por la violación de las reglas sobre no participación en política, una campaña mediática y virtual en favor de Maya, que horrorizó incluso a los más “gallistas” (como el exalcalde Álvaro Ramírez), que nunca habían asistido a un espectáculo tan denigrante de la acción proselitista desde la Alcaldía.

Gallo cumplió su palabra. Hizo elegir al que él dijo. Mantuvo la relación con los hermanos Merheg, jefes indiscutidos del Partido Conservador. Aun así, los números no cuadraban. Entonces llamó a los partidos que hace cuatro años no lo acompañaron: Partido de La U (Con el exalcalde Vásquez y el exsenador Soto, quienes públicamente anunciaron su voto por Maya), Cambio Radical y Mira y conformó una poderosa máquina electoral, que complementaron con agrupaciones cristianas unidas en torno a Colombia Libres Justa y Colombia Renaciente.

A esta poderosa alianza, le agregaron el apoyo de la mayoría de los medios de comunicación tradicionales y alternativos, al punto que el único periódico diario que circula en Pereira pregonaba en todas las noticias políticas que "Cuando se vota por Maya, la que gana es la ciudad". 

Y se llegó al día de las elecciones. “El que dijo Gallo, ganó”. Pero fue una victoria pírrica. Los candidatos al Concejo de Pereira de los siete partidos que respaldaron a Maya sumaron 118.180 votos. Pero por Maya apenas votaron 60.500 personas, cinco mil votos más que Mauricio Salazar, su más enconado contendor. Fueron 66.000 votos menos los que obtuvo Maya frente a los logrados por Gallo hace cuatro años, a pesar de que este decía que todos esos votos eran de él.

La victoria de Maya develó la realidad de un alcalde que se ha mantenido en la cumbre de la opinión pública, gracias a su habilidad para comunicar a través de las redes virtuales, pero que fue incapaz de liderar un proceso de inclusión social, lo que se evidencia en el rezago continuo, durante su mandato, de la casi totalidad de indicadores de desarrollo humano.

La gente de los barrios más pobres castigó la indiferencia del alcalde Gallo para con ellos: calles rotas, ausencia de alumbrado público, inseguridad galopante y pobreza creciente. La gente de estos sectores marginales buscó otras alternativas políticas, pues entienden que con Maya como alcalde la inversión se seguirá concentrando en aquellos espacios donde la imagen de la selfie tenga un mejor encuadre, un fondo más atractivo y personas con la capacidad de difundir con mayor eficacia los logros del gobierno.

Entonces, ¿quiénes votaron por Maya? La respuesta está en la poderosa maquinaria electoral desplegada por el alcalde Gallo (anunciada con antelación por el exalcalde Ernesto Zuluaga), basada en funcionarios y contratistas de la Alcaldía y en sus referidos. Algunos votaron con pasión por el aspirante, pero otros, la mayoría, lo hicieron por temor o por la necesidad de que su contrato, así fuera un “contrato basura”, le fuera renovado en el nuevo periodo de gobierno. Ah, además, mucha gente de los estratos altos cambio, al final, su voto en favor de Maya, con el argumento de que “tenemos miedo de que llegue Salazar, no tanto por él, como por su esposa María Irma, que será la que va a gobernar”.

A partir del primero de enero Pereira tendrá a Carlos Maya como Alcalde, que contará a su favor con una fuerte coalición política en el Concejo; pero en contra enfrentará la sombra de Gallo, las decenas de denuncias y demandas que tendrá que atender y que ya están en proceso de investigación, y la presión de miles de contratistas que reclamarán su derecho a tener una vinculación con el gobierno del MAS.

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