martes, 24 de marzo de 2020

UN MOMENTO DIFÍCIL Y UN FUTURO INCIERTO


Resultado de imagen para coronavirusNo han sido días fáciles. De un momento para otro, los planes institucionales y personales sufrieron un vuelco total. En vez de estar en las reuniones, en el desplazamiento hacia las oficinas, trabajando en las fábricas y en los almacenes, o recibiendo clases en los colegios y universidades, todos quedamos atrapados en la casa, adaptándonos a nuevas rutinas y con la incertidumbre de lo que va a ocurrir mañana y el sufrimiento de lo que está pasando hoy.

Miles de familias no tienen cómo garantizar el alimento diario y aspiran que los anuncios de ayuda hechos por el gobierno nacional se concreten rápidamente. Algunos empresarios, la minoría, por fortuna, han tomado la decisión de cancelar o suspender los contratos de sus trabajadores, creando un gran drama social. Los banqueros, en su mayoría, están listos para recibir los dineros que el gobierno les entregará para fondear el sistema financiero, pero se abstienen de comprometerse frente a sus clientes con decisiones de fondo sobre créditos, intereses y plazos. La especulación y el acaparamiento de productos básicos de la canasta familiar y de artículos esenciales para la salud, dejan al descubierto la malignidad de algunos comerciantes, que con sus acciones están pavimentando su camino hacia el infierno. La improductividad de la economía pasará una cuenta de cobro, que tendrá efectos duraderos sobre el empleo, la generación de ingresos y la sostenibilidad de los emprendimientos empresariales.

La terrible coincidencia de la aparición del Covid 19 con la caída estruendosa del precio del barril de petróleo y el aumento asombroso de la cotización del dólar, han permitido que se cocine una sopa amarga, que millones de colombianos tendremos que tomar. Y si a esto se le suma el hecho de que las remesas procedentes de Europa y Norteamérica disminuyeron sustancialmente, entonces habremos de asistir a un aumento dramático de la pobreza de las familias, que se cuentan por millones, que no tienen ingresos adicionales al giro mensual que mandan los migrantes y que hoy también están encerrados y sin trabajo.

Hay mucho dolor, sufrimiento y desesperanza con las consecuencias de esta pandemia, que muy seguramente no será la última ni la más grave, y que implica que los humanos tendremos que adoptar nuevos comportamientos sociales; que la economía deberá evolucionar de la mano de las comunicaciones y la virtualidad; que los gobiernos estarán obligados a ponerle mayor atención a los sistemas de salud; que habrá nuevas tendencias en el consumo; que la ética social dará un gran salto en favor de la solidaridad; que la geopolítica sepultará las naciones gobernadas por la estupidez; y que en definitiva, el mundo no será el mismo.