Luego de terminar la temporada vacacional de final y principio de año, se empezaron a conocer reacciones de los viajeros sobre sus experiencias en el eje cafetero y varios columnistas regionales han expresado sus opiniones, casi todas negativas.
Este no es
un tema menor. El turismo se ha concebido como un puntal de la mayor
importancia para el crecimiento económico de los departamentos y municipios de
esta región. Los gobiernos han hecho esfuerzos por concertar políticas públicas
con los actores vinculados a este sector, así como la formulación de proyectos,
intentando que haya inversión privada, que desemboque en generación de empleo.
Y es
indudable que, durante los últimos años, el turismo ha tenido un crecimiento
muy acelerado. Muchos más municipios están haciendo parte de la oferta turística
regional, algunos con propuestas innovadoras y muy exclusivas como el parapente
o el avistamiento de aves. Otros, promueven sus recursos naturales y muchos parques
temáticos y sus atractivos arquitectónicos y culturales.
Sin embargo,
ese crecimiento no significa progreso y desarrollo. Municipios sin la adecuada
infraestructura vial, con problemas en la oferta de servicios públicos básicos
y sin los suficientes y adecuados servicios comerciales, se han visto
desbordados por la masiva presencia de visitantes, que terminan frustrados por
no encontrar lo que esperaban en su destino.
Hemos
conocido experiencias no gratas, de familias que llegaron a la región atraídas por
promociones muy llamativas, pero quedaron atrapadas en trancones interminables
para poder ingresar a su destino, donde no lograron conseguir espacio en los
restaurantes y debieron sufrir el calvario de perder mucho tiempo para
regresarse. La reacción fue “no volveré”, tal como lo relata el columnista de
El Diario, James Fonseca Morales.
Los alcaldes
son conscientes de los efectos negativos de las visitas masivas, pero señalan
que no tienen las herramientas para controlarlas y en diferentes foros han
expresado su preocupación por la mala imagen con la que quedan los turistas.
En turismo,
más no significa mejor. Muchos destinos turísticos nacionales, pero
especialmente internacionales, tomaron la decisión de evitar la masificación, poniéndole
límite al número de visitantes que pueden llegar cada temporada, en el
entendido que es preferible tener menos, pero que dejen mayor rentabilidad y se
vayan más satisfechos.
Hay
coincidencia nacional de que el eje cafetero es espectacular, por los maravillosos
paisajes, el colorido y la arquitectura de las viviendas y, sobre todo, por la
amabilidad de la gente y la calidad de la atención. Estas potencialidades se
deben aprovechar para concertar un plan regional de turismo, que ofrezca un
único destino, que permita tener turistas por varios días, con buena capacidad
de gasto y con una oferta variada que contribuya al fortalecimiento económico y
al bienestar social. En eso anda la Región Administrativa y de Planificación –
RAP.
Si no actuamos
de manera coordinada y solidaria, veríamos retrasada la posibilidad de que esta
región del eje cafetero sea una de las grandes beneficiadas de un turismo de
clase de mundial.