domingo, 17 de noviembre de 2019

EL MUNDO LABORAL Y ECONÓMICO VISTO DESDE LOS JÓVENES

Resultado de imagen para jovenes millennialsUnos señores que ganan mucho dinero liderando instituciones financieras y centros de estudio, se unen para proponer que a los jóvenes universitarios les paguen durante su primer año de trabajo el 75% del salario mínimo y que en adelante, muy seguramente, los patrones les paguen el salario mínimo completo.

Esa idea “genial” de estos tecnócratas, es aplaudida y respaldada por políticos mediáticos, entre ellos, incluso, uno que ocupó la presidencia de la República y que ahora tiene un asiento en el Senado.

Estas propuestas lo que evidencian es un desprecio absoluto por la juventud y la ruptura de los vínculos entre los jóvenes y el sector empresarial. Observemos un ejemplo meramente académico, para entender esta realidad. Imaginemos que su hijo (a) o su sobrino (a) estudian en una universidad privada de una ciudad intermedia como Manizales, Armenia, Ibagué o Pereira, donde pagan $5 millones de matrícula por un semestre y la manutención mensual cuesta $1 millón. Durante los 10 semestres que dura la carrera (una exageración que se da en los países tercermundistas), la inversión realizada por la familia para que el joven tenga un diploma será de $170 millones a pesos de hoy, ello sin contar con que en muchas ocasiones los padres tuvieron que salir a buscar el dinero a través de un préstamo por el cual pagan intereses.

Cuando el nuevo profesional sale a conseguir empleo, cosa que logra entre 8 y 11 meses de intensa búsqueda, según los estudio sobre el mercado laboral, obtendría una asignación mensual inicial, de acuerdo con la propuesta de los “gurúes”, de $618 mil y después de un año de $822 mil, lo que significa que requeriría 17,3 años, sin gastarse un solo peso, para recuperar la inversión educativa realizada por la familia.

Con una realidad como esta se entiende que la matrícula universitaria en las instituciones privadas tienda a la baja, lo que tiene alarmados a los rectores. Y es evidente, que no es un buen negocio para nadie pagar tanto dinero por una formación de relativa calidad, cuando la tasa de retorno de esa inversión es tan baja.

Pongamos un ejemplo no tan dramático. Digamos que el recién graduado de una universidad privada obtiene un salario de $1,8 millones, que es lo que normalmente se le asigna hoy, y que en el transcurso de los años logra mejorar su ingreso a $3 millones. La recuperación de la inversión la haría en algo así como 6 años, eso sí, sin tener que pagar interés por un crédito al Icetex o a una institución financiera, y sin gastarse un solo centavo de lo que le consigna la empresa. Y, muy importante, que no haya realizado nuevas inversiones educativas en una especialización (bastante costosas), que sólo incrementan en un 20% la asignación básica mensual promedio del nuevo profesional.

Para los estudiantes que se gradúan de la universidad pública, donde la calidad de la educación es muy buena, baste mirar la Nacional, Antioquia, Valle, Tolima, Caldas o Pereira, para comprobar lo dicho, la relación costo / beneficio es mucho más alta que en una universidad privada, y la recuperación de la inversión es más rápida (alrededor de tres años), dado que el costo de la matrícula es menor, la manutención de los jóvenes cuesta menos, especialmente cuando estudian en la ciudad donde vive la familia, y con una remuneración de poco más de dos salarios mínimos mensuales.

Lo que es absurdo, en fin de cuentas, es que los líderes en Colombia sigan pensando que la única forma de vincular a los jóvenes al mercado laboral es a través de un salario de ruina, cuando lo que debería ocurrir es incentivar que los universitarios tengan una mejor remuneración relacionada con su productividad e innovación, con lo cual el país estaría dando pasos seguros y agigantados hacia el desarrollo y el crecimiento.

Se equivocan los empresarios creyendo que serán exitosos y competitivos pagando salarios de hambre a jóvenes con gran potencial, que lo único que estarán pensando es cómo encontrar una nueva alternativa laboral, lo que generará una movilidad permanente que hará que cualquier proyecto empresarial sea incapaz de consolidarse.


Entre tanto, los voceros de poderosos gremios empresariales y líderes de tanques de pensamiento económico, se quejan de los jóvenes, porque no aceptan las miserables condiciones salariales del mercado. No han entendido la realidad que vive esta “Generación Y” o “Millennials”, cuya principal característica es que no se comprometen con el trabajo mal pago. Y que en vez de encerrarse por años a trabajar ocho horas por un salario que en el mejor de casos les remunera 20 dólares al día, prefieren ahorrar durante varios meses, y salir a vivir nuevas experiencias, viajar y estar conectados a la virtualidad, y no tienen afán en consumir marcas (excepto tecnología), ni comprar carro (basta con la bicicleta), ni consignar para pensiones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

PERO CUAL ES SU CRITICA , SI USTED APOYO UN CANDIDATO DEL CENTRO DEMOCRÁTICO A LA ALCALDÍA DE PEREIRA. QUE DESFACHATEZ LA SUYA , CUANDO SIEMPRE PROMULGO QUE SU CUÑADA ERA UNA DIGNA REPRESENTANTE DEL CENTRO DEMONIATICO PERO HOY ESTA DESPOTRICANDO DE QUIENES LE DIERON EL RESPALDO . ESA ES LA MEJOR POSTURA DEL BURRO ,CUANDO SE ARISCA PATEA PARA TODOS LOS LADOS.