Los avances acumulados de
Risaralda le permiten ser calificado como el quinto departamento más
competitivo de Colombia. Destaca su segunda posición nacional en el entorno
para los negocios, lo cual ha impulsado la llegada de empresas privadas, algunas
de ellas con presencia en los mercados internacionales, a través de una oferta
diversificada tanto en mercados como en canasta exportadora; y con una demanda
de mano de obra, que ha contribuido a evitar un mayor deterioro de los índices
de empleo.
El departamento conserva
una fuerte dinámica en cuanto a la pequeña y mediana empresa, que es el
sustento de la economía tanto en la zona metropolitana como en la generalidad
de los municipios, donde también se imponen los emprendimientos familiares.
Risaralda es tercera en
Colombia en los temas de innovación y dinámica empresarial dentro del
ecosistema innovador, debido a la interacción entre el gobierno territorial, el
capital privado y la academia.
Destaca el departamento en
la adopción de las tecnologías de la información y las comunicaciones en el
sector productivo y académico y en el gobierno digital. Así mismo, ocupa el
cuarto lugar en el país en mejoramiento de la oferta de salud, presionada en
gran medida por las inversiones de emergencia efectuadas desde 2020 y que ayudan
a la modernización científica de los hospitales y la vinculación de más
personal médico.
Las finanzas territoriales
gozan de buena salud, lo que soporta una planeación de mediano y largo plazo,
especialmente en temas relacionados con la inversión social.
Sin embargo, estos once
lustros no han sido suficientes para superar ciertos problemas que afecta el
desarrollo. Uno de ellos, es el poco progreso experimentado por la mayoría de los
municipios del occidente de Risaralda, que acumulan un rezago en las variables
que explican el bienestar humano, especialmente por los niveles de pobreza que
sufren las poblaciones campesinas y étnicas. A esto se agregan las escasas
opciones laborales de los jóvenes y las mujeres, lo que incita a la migración
hacia municipios como Pereira y Dosquebradas.
El desarrollo futuro de
Risaralda está condicionado por la necesidad de incrementar las inversiones
públicas en estos territorios, lo cual sólo es posible con un compromiso serio
y consistente del gobierno nacional, una actitud propositiva del equipo
parlamentario, una mejor estructuración de proyectos por parte de las
administraciones públicas y una decidida interacción de carácter regional para
seguir mejorando la competitividad y la productividad.
En este nuevo aniversario
del departamento, me siento orgullosamente risaraldense.
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