sábado, 31 de octubre de 2020

ADIÓS A SERPA, EL ÚLTIMO GRAN JEFE LIBERAL



La muerte de Horacio Serpa no nos tomó por sorpresa en mi familia. Éramos conscientes de su delicado estado de salud. Él mismo nos había contado sobre la gravedad de su enfermedad. Estaba luchando contra tres cánceres simultáneos, pero su ánimo, buen humor y lucidez se mantuvieron inquebrantables. Lo que sí estamos sintiendo es su ausencia. No sólo la ausencia de quien brindó su amistad de manera abierta y sincera, sino la de uno de los colombianos más importantes de los últimos cincuenta años.

Un episodio que demuestra la textura de la cual estaba hecho Serpa, ocurrió a finales del mes de mayo pasado, en medio de su enfermedad. Me llamó a decirme:

-          - Óigame Humberto, leí su columna sobre la pobreza. A propósito de esto lo llamo para hacerle una propuesta, escribamos juntos un libro sobre Pobreza, porque esta vaina, con la pandemia, nos demostró que es más grave de lo que todos creíamos.

Me planteó argumentos y escuchó algunas cifras. Fue una conversación de 16 minutos. Quedamos con un plan de trabajo para esta nueva aventura académica. Ya habíamos tenido varias en el pasado, una de ellas con el libro “Haciendo país” y otra con el portal Ola Política.

En julio pasado, volvió a llamar, para disculparse porque no había cumplido las tareas del cronograma acordado. – Han sido semanas muy duras con la quimioterapia y Rosita no me deja mover. Fue su disculpa, antes de anunciar que ahora sí arrancaría.

A finales de agosto fue nuestra última conversación. Hablamos de la política nacional, del proceso judicial contra Uribe, de la situación del país, de cómo iba la región cafetera y se despidió asegurándome que ya había escrito unas cuantas “cuartillas” sobre el tema de nuestro libro y yo le respondí que ya tenía lista la batería de indicadores y procesada mucha información teórica sobre el tema.

El proyecto del libro está en ese mismo estado en que se encontraba durante la conversación de hace dos meses.

Sobre la salud de Horacio Serpa me mantuve enterado por su hijo, el senador Horacio José. La noticia de su deceso nos hizo derramar no pocas lágrimas a mi esposa Ana Milena, que fue su asesora en el Senado en el periodo de aprobación de la Justicia Transicional; a mi hija Sara, que en varias ocasiones se durmió plácida en la sala del apartamento de Serpa, mientras yo trabaja con él en los debates parlamentarios; y a mí, que lo acompañé durante casi 25 años en su trasegar político, donde acumulamos varias derrotas en las elecciones presidenciales, pero incontables victorias morales sobre temas como la paz, la democracia, la equidad, la salud y el medio ambiente, que se tradujeron en leyes que hoy son esenciales para el desarrollo humano y el progreso del país.

Colombia perdió la oportunidad de contar con una de las personas mejor preparadas para ejercer la Presidencia de la República. Sin embargo, el privilegio de conocer su talento como gobernante lo tuvo Santander durante los cuatro años en que ejerció como Gobernador, época durante la cual obtuvo todos los premios y reconocimientos a su excelente gestión administrativa. El Congreso de la República lo recuperó para sus huestes entre 2014 y 2018 y fue pieza clave, como jefe del liberalismo, para que se pudiera lograr el acuerdo de paz con las FARC, tal como lo reconoció el entonces presidente Santos.

Fue durante varios periodos Jefe Único del Partido Liberal. Supo conducir la colectividad a importantes victorias legislativas y sumar la mayor cantidad de concejales, diputados y alcaldes elegidos en Colombia. Hasta el momento es el liberal que mayor cantidad de votos logró en las urnas en toda la historia de esta organización.

Además de librar una batalla ardua y estoica contra la muerte durante muchos meses, también libró una lucha por salvaguardar su buen nombre, ante las injustas acusaciones de la familia del líder conservador Álvaro Gómez, de haber sido, junto con el expresidente Samper, los autores intelectuales de su asesinato. Por fortuna, el primero en desmentir esa posibilidad fue su contradictor, el exembajador de Estados Unidos en Colombia, Myles Frechette. Y ahora, la claridad se hizo evidente con el anuncio de los líderes de las FARC, incluyendo a varios desertores de esta exguerrilla, de que fueron ellos quienes ejecutaron el magnicidio. Serpa salvó su honor en este tema antes de morir.

Recordaremos a Horacio Serpa con cariño y agradecimiento, por habernos permitido ser sus amigos y por vincularnos como colaboradores en proyectos de gran envergadura y trascendencia para la historia de Colombia, muy especialmente el relacionado con la paz.

Nuestro abrazo para Rosita, quien le prodigó en todas las horas un inmenso amor a Horacio Serpa. Solidaridad y condolencias para Sandra, Rosita y Horacio José, quienes tienen la obligación de preservar y difundir las ideas de quien fue uno de los íconos latinoamericanos de la Socialdemocracia.

Descanse en paz, Jefe.

1 comentario:

Francisco Javier Roldán Velásquez dijo...

Que en Paz Descanse... Un gran hombre que la corrupción, la intolerancia y la polarización por mezquinos intereses, no le permitieron ser nuestro Presidente. Dios lo abrigue en su santo seno.