Un episodio
que demuestra la textura de la cual estaba hecho Serpa, ocurrió a finales del
mes de mayo pasado, en medio de su enfermedad. Me llamó a decirme:
- - Óigame Humberto, leí su columna sobre
la pobreza. A propósito de esto lo llamo para hacerle una propuesta, escribamos
juntos un libro sobre Pobreza, porque esta vaina, con la pandemia, nos demostró
que es más grave de lo que todos creíamos.
Me planteó
argumentos y escuchó algunas cifras. Fue una conversación de 16 minutos.
Quedamos con un plan de trabajo para esta nueva aventura académica. Ya habíamos
tenido varias en el pasado, una de ellas con el libro “Haciendo país” y otra con el portal Ola Política.
En julio
pasado, volvió a llamar, para disculparse porque no había cumplido las tareas
del cronograma acordado. – Han sido
semanas muy duras con la quimioterapia y Rosita no me deja mover. Fue su
disculpa, antes de anunciar que ahora sí arrancaría.
A finales de
agosto fue nuestra última conversación. Hablamos de la política nacional, del
proceso judicial contra Uribe, de la situación del país, de cómo iba la región
cafetera y se despidió asegurándome que ya había escrito unas cuantas “cuartillas” sobre el tema de nuestro libro
y yo le respondí que ya tenía lista la batería de indicadores y procesada mucha
información teórica sobre el tema.
El proyecto
del libro está en ese mismo estado en que se encontraba durante la conversación
de hace dos meses.
Sobre la
salud de Horacio Serpa me mantuve enterado por su hijo, el senador Horacio
José. La noticia de su deceso nos hizo derramar no pocas lágrimas a mi esposa
Ana Milena, que fue su asesora en el Senado en el periodo de aprobación de la Justicia
Transicional; a mi hija Sara, que en varias ocasiones se durmió plácida en la
sala del apartamento de Serpa, mientras yo trabaja con él en los debates
parlamentarios; y a mí, que lo acompañé durante casi 25 años en su trasegar
político, donde acumulamos varias derrotas en las elecciones presidenciales,
pero incontables victorias morales sobre temas como la paz, la democracia, la
equidad, la salud y el medio ambiente, que se tradujeron en leyes que hoy son
esenciales para el desarrollo humano y el progreso del país.
Colombia
perdió la oportunidad de contar con una de las personas mejor preparadas para ejercer
la Presidencia de la República. Sin embargo, el privilegio de conocer su
talento como gobernante lo tuvo Santander durante los cuatro años en que
ejerció como Gobernador, época durante la cual obtuvo todos los premios y
reconocimientos a su excelente gestión administrativa. El Congreso de la
República lo recuperó para sus huestes entre 2014 y 2018 y fue pieza clave,
como jefe del liberalismo, para que se pudiera lograr el acuerdo de paz con las
FARC, tal como lo reconoció el entonces presidente Santos.
Fue durante
varios periodos Jefe Único del Partido Liberal. Supo conducir la colectividad a
importantes victorias legislativas y sumar la mayor cantidad de concejales,
diputados y alcaldes elegidos en Colombia. Hasta el momento es el liberal que
mayor cantidad de votos logró en las urnas en toda la historia de esta organización.
Además de
librar una batalla ardua y estoica contra la muerte durante muchos meses, también
libró una lucha por salvaguardar su buen nombre, ante las injustas acusaciones de
la familia del líder conservador Álvaro Gómez, de haber sido, junto con el expresidente
Samper, los autores intelectuales de su asesinato. Por fortuna, el primero en
desmentir esa posibilidad fue su contradictor, el exembajador de Estados Unidos
en Colombia, Myles Frechette. Y ahora, la claridad se hizo evidente con el anuncio
de los líderes de las FARC, incluyendo a varios desertores de esta exguerrilla,
de que fueron ellos quienes ejecutaron el magnicidio. Serpa salvó su honor en
este tema antes de morir.
Recordaremos
a Horacio Serpa con cariño y agradecimiento, por habernos permitido ser sus amigos
y por vincularnos como colaboradores en proyectos de gran envergadura y
trascendencia para la historia de Colombia, muy especialmente el relacionado
con la paz.
Nuestro
abrazo para Rosita, quien le prodigó en todas las horas un inmenso amor a
Horacio Serpa. Solidaridad y condolencias para Sandra, Rosita y Horacio José, quienes
tienen la obligación de preservar y difundir las ideas de quien fue uno de los
íconos latinoamericanos de la Socialdemocracia.
Descanse en
paz, Jefe.
1 comentario:
Que en Paz Descanse... Un gran hombre que la corrupción, la intolerancia y la polarización por mezquinos intereses, no le permitieron ser nuestro Presidente. Dios lo abrigue en su santo seno.
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