Todos los
estudios de las entidades públicas nacionales, los centros académicos especializados
y los organismos internacionales, coinciden en que una vez concluya la pandemia
de la Covid19, la pobreza crecerá, aunque difieren en su magnitud.
La última cifra
de pobreza monetaria revelada por el DANE, da cuenta de que en 2018 esta llegó
al 27%, creciendo 0,1 punto porcentual (pp) frente a 2017 (un primer signo de
alarma). En cifras redondas, los pobres sumaban 13 millones.
Frente a la
ocurrencia de la Covid19, Planeación Nacional hizo público entre los
especialistas un estudio (primero de mayo de 2020) sobre los impactos de esta
pandemia en las cifras de pobreza. El escenario más positivo es que la pobreza
monetaria crecería 3,5 puntos porcentuales y los pobres serían 15,4 millones al
finalizar 2020. El escenario más negativo (aunque es el más realista), concluye
que habría un aumento de la pobreza de 9,6 puntos porcentuales, lo que significa
que Colombia tendría 18,4 millones de pobres.
La Comisión Económica para América Latina, prefirió
irse por una línea intermedia y dice que la pobreza aumentaría 5.5 puntos porcentuales
y que el país finalizaría el año con 16,4 millones de pobres.
Mientras que
la Universidad de Los Andes a través del Observatorio de Coyuntura Económica y
Social, concluyó que la pobreza nacional por ingresos aumentaría 15 puntos
porcentuales y esto afectaría a 21,2 millones de personas.
Dicho de
manera más sencilla, los estudios consideran que llegarían a la línea de la
pobreza entre 1,8 millones y 7,5 millones de nuevas personas. Un hecho
histórico que hace que los avances logrados por Colombia en la última década
prácticamente se pierdan en tres meses.
Las razones
de este dramático aumento de la pobreza tienen que ver con las consecuencias
generadas por el confinamiento obligatorio ordenado por las autoridades
gubernamentales, que paralizó alrededor del 80% de las actividades económicas e
hizo que se perdieran 1,6 millones de puestos de trabajo formal (dato DANE de
enero a marzo de 2020) y que la mayoría de la población en condición de informalidad
se quedara prácticamente sin ingresos, golpeando especialmente a aquellos considerados
como de clase media-baja (muy vulnerables), o sea familias con ingresos mensuales
cercanos a $1,2 millones.
Teniendo
como base el informe de Planeación Nacional (mayo 2020), los departamentos del
eje cafetero, por ejemplo, tendrían impactos severos. En el mejor escenario
Caldas aumentaría la pobreza de 22.1% (2018) a 25% (2020), Quindío de 24,1% a
28,3% y Risaralda de 17,7% a 21,3%, respectivamente.
En el peor
escenario, pero más realista, la pobreza aumentaría con base en los datos de
2018 en 11,6 puntos porcentuales (pp) en Caldas; 11,3 pp en Quindío; y 12,3 pp
en Risaralda, lo cual dejaría el índice de pobreza monetaria al finalizar 2020
en 33,7%, 35,3% y 30,1%, respectivamente, en cada uno de estos tres departamentos.
La solución
a estos gravísimos impactos está en las decisiones macroeconómicas del gobierno
nacional y en el comportamiento de la economía general del país. Las
autoridades municipales y departamentales tienen una contribución marginal en los
temas de pobreza monetaria.
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