La Covid19
llegó para convulsionar la sociedad. Nadie se salva de su espectacular y
terrorífica irrupción. Todos los sectores han sufrido el impacto demoledor de
esta pandemia, que recorre los confines de la Tierra, dejando a su paso
desolación, pobreza, miedo y muerte.
Con la
aparición del coronavirus se aceleró con excepcional rapidez el destape de
nuestras heridas sociales, que estaban cubiertas por el maquillaje de las
estadísticas y de los sonoros discursos que pregonaban una realidad
esplendorosa y un futuro brillante y colorido.
La pandemia
dejó al desnudo que nuestra realidad es crítica. Que los que posaban como
“clase media” enfrentan una crisis de liquidez que los pone contra las cuerdas
en condición de vulnerabilidad. Que quienes habían creído que se habían librado
de la pobreza, con seguridad volverán a caer en ella. Que los ricos, saben que
tendrán que pagar la reconstrucción social y económica del país y que si no lo
hacen se enfrentarán a una crisis sin precedentes y con consecuencias
inenarrables.
También la Covid19
apabulló la economía y está a punto de demoler el equilibrio de las finanzas
públicas. Además, mostró la cara cínica y el comportamiento impúdico de unos
banqueros que están pavimentando el camino ardiente que recorrerán hacia el
infierno.
Igualmente,
la pandemia proyectó la conducta estúpida de líderes como Trump y
Bolsonaro, la imprevisión de Johnson y la decepción que produjo en millones de
latinoamericanos la actitud de López Obrador.
El abandono,
el hambre y el sufrimiento de millones de personas no han sido óbice para que la
malignidad de los corruptos aparezca por todas las hendijas, tal como ocurre en
Colombia, donde hasta los militares aprovechan para desangrar las finanzas
públicas y echarse a la bolsa muchos pesos (dólares y euros), sabiendo que ese
dinero hace falta para paliar las necesidades de esas familias que están
obligadas a una repetición de cuarentenas, sin que tengan la seguridad de sus
alimentos y para garantizar el funcionamiento de los hospitales, carentes de
medicamentos y equipos para atender a los infectados.
Covid19, sin
embargo, también ha puesto de presente la solidaridad de millones de personas
que trabajan por el bienestar de los más desvalidos y el desprendimiento y el compromiso del personal médico, que a pesar del desprecio de
algunos sectores de la sociedad y del gobierno nacional, siguen dando la
batalla por arrebatarle a la parca miles de enfermos.
Además, la
naturaleza ha tenido un respiro. El aire está muy limpio, el agua es más
cristalina y los animales menos amenazados.
La pandemia
nos ha cambiado el presente. ¿Ocurrirá lo mismo con el futuro?
1 comentario:
El maquillaje de las estadísticas, es un llamado a revisar la forma de medir los criterios que definen los estratos sociales; por ejemplo, familias de clase media alta (cómodo estilo de vida), hoy están al borde de la pobreza cuando la espuma de un buen salario desaparece.
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