Yo esperaba que las autoridades locales pusieran el grito
en el cielo con las cifras de población reveladas por el DANE, donde se
certifica que Risaralda perdió 57.912 habitantes frente al censo de 2005.
En el censo pasado Risaralda tenía 897.509 habitantes, y
en el censo de 2018 bajó a 839.597.
En las proyecciones para 2018, Risaralda debía contar con
974.000 habitantes y contra esto se hizo toda la planeación de los últimos
cuatro gobiernos departamentales.
Dicho de otra manera, planeamos para tener hoy una
presión de 134.000 personas más, lo que significa que sobredimensionamos las
poblaciones que son sujeto de derechos y de los bienes públicos y, por lo
tanto, las infraestructuras que se construyeron.
De acuerdo con el DANE, hoy somos 6,5% menos habitantes
que en 2005 y 13,9% menos ocupantes que las proyecciones para 2018.
Si las cifras del DANE son ciertas, quedan unas preguntas
flotando en el aire. Por ejemplo, ¿Dónde quedó la plata que giró el gobierno
nacional por cerca de 40.000 estudiantes fantasmas? ¿Cuántos niños inexistentes
se inmunizaron en las jornadas de vacunación?
La disminución de la población de Risaralda, contrasta
con el aumento del 6,5% de la población nacional frente al censo de 2005. Esto
tendrá efectos en la liquidación de las transferencias nacionales hacia
Risaralda en el futuro.
Mientras que gobernadores como Dumek Turbay de Bolívar y
Dilian Francisca Toro no aceptaron los resultados del Censo de población y
anunciaron demandas contra el DANE, el gobernador de Risaralda y el alcalde de
Pereira ni siquiera se han enterado de los resultados censales que perjudican
al departamento y al municipio.
La calidad de gobernantes nuestros está dimensionada para
una foto, pero no son estadistas, y por ello no entienden la importancia de los
temas. Su interés hoy es buscar apoyo político para sus candidatos a
sucederlos. El resto, no les interesa.
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