Que una persona conozca
profundamente una acción y la sepa ejecutar eficientemente, es una ventaja
competitiva altamente valorada por empresas de diverso orden en el mundo de las
tecnologías de la información y de los servicios financieros y comerciales.
Los CEO de Google,
Facebook, Apple,
IBM y Microsoft, fueron los primeros en anunciar la decisión de vincular a sus
proyectos personas con los talentos y las habilidades adecuadas y no
necesariamente tituladas. A ellos se sumaron sus pares de Hilton, Bank of
America, Ernst and Young, Starbucks, Costco Wholesale, Home Depot, Whole Foods,
Lowe’s y una creciente lista de empresas emblemáticas a nivel mundial.
Las nuevas tendencias le están indicando a las universidades que es necesario ser disruptivas y salirse de su tradicional molde de formación, para poder ofertar profesionales que encajen en un mercado altamente competitivo y mediado por el uso de tecnologías de punta.
Las adaptaciones universitarias tienen que ver, por ejemplo, con la revisión de los años de permanencia de los estudiantes en las aulas. Y no es que se quiera relajar la calidad de la formación, sino que se debe cambiar el modelo, llevando a los estudiantes a una inmersión total, disminuyendo sus tiempos de vacaciones en mitad y fin de año y aumentando las horas diarias de estudio, con lo cual se cumplen, en un periodo más corto, los créditos que exigen las normas legales en materia educativa.
También es válida la revisión de los pensum para transitar hacia el modelo de “aprender, haciendo”, o sea, darle una atención especial a la práctica, con el fin de acumular experiencia y consolidar un portafolio profesional que sea optativo para el grado.
Es necesaria la inversión en tecnologías de última generación en los campos universitarios, que junto con el uso de programas complejos de simulación, ponen a los alumnos en una situación de evidente ventaja al momento de salir al mercado laboral.
Se agrega la irrupción de la educación en campos virtuales, que se aceleró durante la pandemia y que hoy compite con las universidades tradicionales, adoptando algunas de ellas el uso de metodologías y tecnologías avanzadas.
Muy seguramente los cambios que ya se están aplicando en muchas universidades alrededor del mundo, no tengan aplicación para la medicina o ciertas ingenierías, pero sí es posible para áreas como negocios internacionales, tecnologías de la información, ingeniería industrial, marketing manager, contaduría, administración financiera, medio ambiente, programación y desarrollo web, desarrollo de aplicaciones móviles, visualización de datos, medios de comunicación, comunicación y periodismo, ciencias del deporte y sicología.
Las universidades colombianas
deberían vincularse a este movimiento disruptivo de la educación superior que
ya se pasea por todo el mundo.
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