martes, 21 de mayo de 2019

SOBRE LO QUE DEBERÍA GIRAR EL DISCURSO EN DOSQUEBRADAS


Sin duda el tema más importante de la discusión electoral en Dosquebradas será el de la lucha contra la Corrupción, dados los acontecimientos ocurridos en la presente administración y que condujeron a la cárcel al actual alcalde, concejales, funcionarios y contratistas, mientras avanza hacia la etapa de juicio el proceso judicial. Adicionalmente, se sabe de las acusaciones realizadas por la Fiscalía contra un exalcalde, cuya audiencia preparatoria para imputación de cargos será en el mes de julio, de acuerdo con la decisión de un juez.

El otro tema sensible y que está afectando la calidad de vida de las personas, es la movilidad en las vías que conducen hacia Pereira, Santa Rosa de Cabal y Manizales. Los trancones vehiculares son permanentes y cada vez más demorados, por la ausencia de un sistema vial adecuado. Estudios indican que las personas que se movilizan en vehículos particulares o en buses, permanecen allí el equivalente a 19 días del año; mientras que para los usuarios de Megabus son 13,5 días.

Al listado de problemas, se agrega el desarrollo urbanístico de Dosquebradas, que se ha convertido en un factor que influye drásticamente en la baja competitividad que tiene el municipio, lo que surge por evidentes fallas en la planeación, que se traducen en la entrega indiscriminada de licencias de construcción por parte de la Curaduría, sin que se tengan en cuenta las limitaciones de la infraestructura de vías y la oferta de servicios públicos básicos.

Dosquebradas ha crecido poblacionalmente de manera muy rápida debido a procesos migratorios impulsados por los proyectos inmobiliarios, la mayoría de ellos dirigidos a poblaciones pobres a través de vivienda de interés social y prioritaria. Incuso, allí se construyeron viviendas gratuitas. Lo grave de esta situación es que este municipio no estaba preparado para soportar estos cambios demográficos y poblacionales, lo que se evidencia en los constantes problemas de falta de agua, fallas en el alcantarillado e incumplimientos en la recolección de basuras, que unido a la inmovilidad en el tránsito vehicular, crean un entorno poco propicio para el desarrollo humano.

Una de las consecuencia de esta falta de gobernabilidad en Dosquebradas y el desorden urbanístico que se presenta, es la inseguridad galopante, que ha creado zonas vedadas para las autoridades de Policía; existencia de bandas criminales; espacios definidos con limites invisibles para la comercialización del microtráfico de estupefacientes; aparición de más espacios dedicados a la prostitución; incursión de más jóvenes en el mundo de la droga; y aumento desmedido de robos callejeros y atracos a residencias.

Un panorama poco alentador para un municipio que se había convertido en la esperanza de ser el epicentro industrial de Risaralda, pero que por la fuerza de los hechos, se fue desdibujando para quedar en la condición de “localidad dormitorio”, ocupada por miles de personas que trabajan en Pereira y otros municipios, y que no tienen querencia con su territorio y no consumen (porque casi nunca encuentran) servicios y productos en su hábitat, lo cual genera una fuga de capital que termina no contribuyendo a la reinversión, a la generación local de empleo y al pago de impuestos que son la base para financiar las obras que son necesarias en términos de desarrollo social y aumento de la cantidad y calidad de los bienes públicos.

Este coctel de malas noticias, se complementa con la ausencia casi absoluta de gobernantes locales con visión de largo plazo y propuestas audaces para buscarle salidas viables y costeables a los problemas descritos. A lo que se han dedicado la mayoría de los alcaldes, es a atomizar el presupuesto en pequeños proyectos, todos aislados, que no generan impactos en indicadores sustanciales como la disminución de la pobreza y el desempleo, o el incremento de los indicadores de calidad de vida, o la ampliación de la cobertura y la calidad de la educación, o el fácil acceso al sistema de salud, o la equidad de género, o el respeto por los derechos de las minorías, o la prevención de la violencia contra la mujer, o el control de la inseguridad, o la protección de la niñez, la juventud y la ancianidad, para sólo mencionar algunos.

Lo que ha imperado en la administración pública de Dosquebradas es una competencia a muerte por quién es el mayor promotor de asistencialismo. Quién aparece más veces con racimos de plátano y bolsas de mercaditos para entregárselos a unas familias empobrecidas que se contentan con estas dádivas, pero que no son sujetos de políticas públicas que les facilite escalar socialmente, saliendo de la trampa de la miseria y rompiendo los diques de la pobreza intergeneracional.

Lo ideal sería que hubiese en Dosquebradas un plan de desarrollo que incentivara el encuentro de la academia, la empresa, la comunidad y el gobierno, donde se aunaran los esfuerzos para buscar las salidas más adecuadas a los problemas, y se pudiera pasar de la acción reactiva a la gestión propositiva. Esta es una finalidad que se debe cumplir y que debe ser un objetivo básico del nuevo gobierno local.

No hay comentarios: