La revista SEMANA no fue capaz de soportar la crítica de su mejor
editorialista, Daniel Coronell. El director Alejandro Santos, pero especialmente
el fundador de la publicación Felipe López, no tuvieron respuesta frente a la
contundencia de la denuncia hecha por Coronell, en el sentido de que SEMANA
engavetó una investigación sobre el regreso de las ejecuciones extrajudiciales
por parte del Ejército, tal como ocurrió en la época de la Seguridad
Democrática de Álvaro Uribe.
López y Santos, así como el editor general Rodrigo Pardo, ya no son
autónomos. Ellos reciben órdenes de cómo orientar la política editorial desde
la presidencia de una multinacional financiera, y muy seguramente tienen indicaciones
desde el propio palacio presidencial.
Coronell es un periodista incómodo porque pregunta, investiga y presenta,
con pruebas, versiones contrarias a la voz oficial. Desde hacía mucho tiempo
fuerzas vinculadas a la institucionalidad, estaban luchando por silenciar su
voz, y no sólo se manera figurativa.
El problema para SEMANA es que prescindieron del columnista más taquillero,
más objetivo, más veraz y más respetado. Y eso significa que muchos lectores no
tendremos incentivo para leer la publicación. Pero lo más grave, es que SEMANA
demostró que tiene un profundo irrespeto por la libertad de opinión y que no
está abierta a la autocrítica, y eso significa la pérdida de su mayor valor: la
credibilidad.
Todo lo que se lea de ahora en adelante en SEMANA, que tiene serios
problemas financieros, siempre dejará la duda de si se está diciendo la verdad,
o si le están haciendo un mandado a alguien.
Por ahora podrán respirar con cierta tranquilidad personajes de la clase
política como Álvaro Uribe, quien fue blanco de permanentes cuestionamientos,
los cuales nunca fue capaz de contradecir con pruebas, y sólo se limitó al
insulto, ante la falta de argumentos.
En reemplazo de Coronell, llega la comunicadora Vicky Dávila, una ficha del
Establecimiento, quien nunca osará cuestionar al gobierno ni poner una coma que
pueda interpretarse como una crítica al expresidente eterno.
Sin embargo, la sonrisa de quienes aguardaron por años la salida de
Coronell, muy seguramente les durará poco, porque ahora los medios virtuales y
las redes sociales permiten masificar la información a velocidades increíbles y
en cantidades asombrosas. Y contrario a lo que se pudiera pensar, en este caso
lo importante no es SEMANA, sino el periodista.
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